La Provincia - Diario de Las Palmas

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Gente corriente

Ajuste de cuentas

En la gran burbuja el que no tenía una deuda era un don nadie. Después, en la gran recesión, pasaron a llamarnos insolventes, botarates, irresponsables, manirrotos, nuevos ricos y, además, culpables.

Culpables de esta debacle por jugar al monopoly con dinero ajeno surtido por un coro de bancos que entonaba el riqui-raca y nos gritaba campeones. Era la época en la que quien más debía, más valía. Era cuando Canarias, en 2008, tocaba el cielo con el crédito privado. Debíamos 57.000 millones de euros, un 135% del PIB.

Familias y empresas nos endeudamos hasta las cejas sin saber que el coro, poco después, pasaba de la música celestial a la de funeral. De campeones a perdedores. De héroes a villanos.

Y comenzó el ajuste de cuentas. A partir de 2009 nos estrellamos con la cuota de los bancos que ya no cantaban, silbaban para ponerse de lado. Mientras ellos esperaban el rescate (100.000 millones con cargo al erario público) los parias tomábamos medidas a un nuevo cinturón.

De golpe, descubrimos la palabra austeridad que no es otra cosa que quita de allí, quita de allá. Así, hasta diciembre de 2015. El último dato publicado por la Consejería de Economía cifra en 36.330 millones de euros el importe de los créditos vivos en las Islas.

Esto supone que, junto al cierre del grifo del crédito, desde 2009 los canarios hemos liquidado deudas por unos 21.000 millones, una reducción del 36% durante los peores momentos de la crisis. Pues para ser botarates, irresponsables o manirrotos no está mal.

Todo un esfuerzo de empresas y familias mientras los negocios echaban la persiana, el consumo se arrastraba y el paro galopaba. Y lo hemos hecho a mayor ritmo que el resto de España ya que el conjunto del sector privado del país debe 1,3 billones de euros, un 27% menos que en 2009.

También un ejemplo para el sector público que ha hecho exactamente lo contrario. El deterioro de los servicios o la escasa inversión presupuestada no ha servido para frenar una bola imparable de deuda que en España ha crecido hasta el 100% del PIB.

Cifras bestiales para perdernos. Pero para encontrarnos solo decir que si en el año 2007 cada español debía 8.400 euros en concepto de deuda pública, ahora nuestra factura ya asciende a más de 23.000 euros por cabeza.

Así, sin respirar, esa deuda es igual a todo lo que es capaz de producir este país a lo largo de un año. Y a peor que va la cosa porque ni que los maten cumplen con el déficit fijado por Europa.

Como muchas de las comunidades autónomas aunque no es el caso de Canarias. El Archipiélago, aun en los peores años de la crisis, ha demostrado rigor y solvencia con unas cuentas públicas que cumplieron siempre con el límite de gasto y con una deuda de las menores de España. Una situación que sigue manteniendo hoy con solo el 15% de su PIB.

Con todo, menos mal que los irresponsables éramos nosotros, los ciudadanos. Los mismos que, con un tsunami encima y con los números en la mano, podemos explicar al Estado lo que es la austeridad. A ver si entienden que la deuda excesiva, como en las economías familiares y empresariales, merma el crecimiento, nos hipoteca el futuro y nos hace vulnerables. A ver si entienden, en definitiva, que lo que toca ahora es ajustar cuentas.

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