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Zigurat

Matanza en Pascua

Las cristianas y los cristianos de todo el mundo celebraban la Pascua de resurrección el pasado domingo. Comienza la primavera, el ciclo lunar y todo vuelve a nacer o renacer; todo menos los seres humanos que murieron ese día de fiesta en Lahore, Pakistán. En el país de los hombres puros, que se independizó de India y de Inglaterra por ser esa parte del subcontinente de mayoría musulmana y necesitaban un lugar para que su comunidad no se contaminara del más rico depósito de culturas del mundo en el aspecto antropológico de las religiones.

Pero el brutal asesinato en masa de estos desgraciados, en su mayoría niños, como tantos otros a los que les han parado el latido a base de metralla, se ha cometido contra los cristianos, cristianos que están muy lejos para que nos despierte compasión o solidaridad, porque es una cuestión crónica la matanza de cristianos en todas las partes de este planeta donde avanza o se instala el terror.

Ya se hace insoportable asistir un día y otro y otro a las imágenes de tanta destrucción y si bien antes -y algunos dicen que ahora también- teníamos herramientas para analizar en su contexto lo que está ocurriendo cada vez más con más frecuencia, nos quedamos sin recursos intelectuales para ser precisos y ecuánimes, aunque no sé exactamente cómo se hace eso, si ya de por sí nuestra cultura nos prejuicia a entenderlo de una manera occidental. Sea como sea, están consiguiendo lo que quieren, tener a los países que consideran como el paradigma del mal en su diana. Y les está saliendo bien: el temor está ahora instalado en Europa, aunque nos aconsejan que no tengamos miedo y que la vida se debe seguir como siempre, lo que ocurre es que un minuto de más o de menos te puede salvar la vida en cualquier sitio: ya sea metro, guagua, tren, avión o lo que sea .

Los servicios de inteligencia, inteligencia puesta al servicio de cada gobierno y no en común como necesitan estas cuestiones y los cuerpos de seguridad, alertan de que la guerra que nos tiene declarada el ISIS se puede volver más devastadora con la utilización de armas biológicas e incluso nucleares: hace unas semanas los servicios marroquíes y españoles desactivaron una célula que pretendía atacar con armas químicas a la primera oportunidad. Y una circunstancia penosa, que añade más dolor si cabe, es que se matan entre ellos, y ellos son también niños y mujeres y hombres decapitados, patrimonio cultural arrasado y todo vestigio anterior al siglo VII. Mueren ellos, también despedazados, que tienen una lucha interna para que su confesión sea la verdadera, la inconmensurable justicia de esos dioses con olor a naftalina y humedad y detritus de tanto sacrificio inhumano... Pero estos del domingo de pascua, el día más importante pasta los cristianos, son eso, cristianos, y parece que se da por sentado que es lo que tiene que pasar y lo que está pasando es que han muerto y están muriendo más cristianos que bajo las garras de los leones del circo romano.

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