La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Madrid calienta la Champions

Se necesita mucha paciencia para ser madridista, pero alguien tiene que hacerlo. Un equipo campeón se intranquiliza cuando corren los minutos sin marcar, la tranquilidad blanca renacía anoche porque el reloj avanzaba sin sufrir un gol. Transcurrió pacíficamente el fatídico minuto catorce, de la independencia de Cataluña y de la camiseta de Cruyff. Nunca fue tan barcelonista como ahora pretenden sus canonizadores. Acepten la palabra de alguien que lo entrevistó, la relación se mantenía en los estrictos límites mercantiles.

Retomemos la perspectiva madridista, el conformismo del marcador igualado. Pepe y Casemiro exhibían el Producto Interior Bruto blanco en sendas faltas, Luis Suárez imitaba a Benzema en un remate con forma de tropiezo. El penalty de Sergio Ramos a Messi en el 23 demostraba que Cruyff ha muerto, pero Bernabéu ha vuelto.

Es imposible asumir la intrascendencia de un Barça-Madrid, aunque lo sintonices en Dubai. El retraso de Messi transforma al mejor goleador del mundo en el mejor pasador del mundo, acabará siendo el mejor portero del mundo. Se medían el equipo de delineantes barcelonistas, que nos aburre más de lo que estamos dispuestos a confesar, contra los madridistas despistados que solo llegaban al área azulgrana por equivocación y la abandonaban con un respetuoso "perdón por las molestias". Los jugadores blancos son tan vulgares que incluso pagan sus impuestos religiosamente.

El Barça homenajeaba a Cruyff, pero el Madrid parecía anclado en Di Stefano. Por ejemplo, se acerca el descanso y Benzema dispone de la oportunidad que define a los matadores del gol. Balón a media altura que golpea sin permitir el bote. Con la pantorrilla. Sí, como un oficinista cualquiera. El esférico a las nubes, donde vive el delantero blanco.

En cambio, Piqué no comparte la ingenuidad del francés, y se anticipa en la continuación a un Pepe reumático para abrir el marcador. El aplicado Benzema asimiló la lección y empató de un golpe que no dejó respirar al balón, repetición fructífera de su anterior pifia. Se entraba en un excelente resultado para una semifinal de Champions. La Liga se acabó el año pasado.

El tributo más encendido al técnico holandés fue la presencia en pista desde el minuto inicial de seis delanteros natos, tres por equipo. Por no hablar de otra media docena de jugadores con vocación ofensiva. En la era a. C., que no significa antes de Cristo sino antes de Cruyff, hubiera bastado con uno por bando.

El Madrid resistió sin ser aplastado, pero la restitución de su honra liguera demandaba una victoria en el Camp Nou. La consiguió de forma inesperada pero heroica, combatiendo a un árbitro que anuló el primer gol de Ronaldo por no disparar la taquicardia de los resignados madridistas. Expulsó a Ramos porque la celebración correcta de Cruyff pasaba por el empate. Por una vez, los madridistas se desentendieron de la tradición. Vencieron por paciencia.

El triunfo blanco no cambia la suerte de la Liga, pero pone la Champions al rojo vivo. No solo interrumpe la victoriosa racha barcelonista, demuestra sobre todo que el Barça no es invencible para este Real Madrid. Luis Enrique tendrá tiempo para arrepentirse de la alineación de su conjunto estelar. Se comportó deportivamente, su antecesor Guardiola se especializó en esconder a titulares para disimular resultados frustrantes.

La derrota no oculta que el club azulgrana ha adquirido dimensiones imperiales. Roma perdió más batallas que los catalanes, y todavía se habla latín. El idioma de Cruyff sigue vivo sobre el césped. El discurso del holandés nunca alcanzó la dimensión poética de Valdano, que debió ser su equivalente madridista de no haberse cruzado el Tenerife. Enfrente, el club blanco no crea una estrella desde Casillas. Aquí todos apuntan a Florentino Pérez. Sin embargo, entre los presidentes barcelonistas amontonados ayer en el palco a la distancia suficiente para que no llegaran a las manos entre sí, había más de uno inferior incluso al todopoderos mandatario blanco.

Compartir el artículo

stats