La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

Terquedad y noticia

Uno (Rajoy) insiste en que no tomará parte en "comedias de enredo". Otro (Iglesias) insiste en pedir un gobierno "a la valenciana". Y el tercero (Sánchez) les exige a ambos (insistiendo también lo suyo) que no bloqueen "el reloj del cambio". Insistir es un verbo poco periodístico (no revela novedad, sino terquedad), así que supongo que debería desistir de escribir esta columna. Pero la pesantez de los discursos de los tres líderes me empuja a hacerlo. Y también a suscribir la petición (change.org.) de que sean ellos los que paguen de su bolsillo la nueva convocatoria electoral (otros 130 millones de euros) hacia la que inexorablemente nos dirigimos.

Volver a saquear nuestros bolsillos para que su terquedad y su tacticismo se midan de nuevo en las urnas me parece la prueba definitiva de que nuestros líderes nos toman por imbéciles. Como ellos no han sabido hacer su trabajo, hay que volver a votar. Es irritante.

El problema es el mensaje. Cuando un político sólo se dirige a los suyos en vez de al grueso de la población, a sabiendas, por tanto, de que ésos serán los únicos votos que cosechará, es que merece la jubilación. O el despido por incompetente. Y hace semanas que ninguno de los cuatro (incluyo ahora a Rivera, que también es reiterativo, pero va alternando los mantras) piensa en otra cosa que en hacer lo posible para calcar el resultado del 20-D.

A más no pueden ya aspirar. Consecuencia: la obstinación, la sordera y el ombliguismo son ya la única noticia. Y la plomiza reiteración de ideas que no alcanzan siquiera la condición de excusa admisible. Lo que significa, me temo, que si se celebran elecciones el 26 de junio, y las negociaciones para formar gobierno tienen lugar en el primer mes de vacaciones, el rumor de las olas podría apagar incluso el éxito del diálogo.

Acostumbrados a la terquedad de la noticia, la novedad se nos escurriría como agua entre los dedos. O creeríamos que es un sueño. O el revés de un sueño.

Compartir el artículo

stats