No recuerdo quién lo trajo a casa, solo sé que en su primera página hay una anotación que dice "Papá. 1977". Se llama Los topos y fue editado ese mismo año. Todos tenemos libros que una vez leemos los guardamos y alguna vez visitamos. Con ese no fue así. Debe ser que cuando lo leí me impactó tanto lo que contaba que lo desmenucé. Manu Leguineche y Jesús Corbacho, sus autores, contaban la vida de 22 topos, así bautizados aquellos españoles de izquierdas que huyendo de la represión franquista se escondieron durante años en los lugares más insólitos. Tenían que salvar sus vidas. Sus páginas recogen la historia de un comunista de La Isleta que durante 33 años vivió escondido en una habitación diminuta, sin ventana, como topo que era. Esa historia despertó de tal manera mi curiosidad que durante años traté de recuperarla, de saber algo más de esa persona, de sus vicisitudes, las suyas y las de su familia, pero siempre tropezaba con un muro. O estaba mal informada o el mutismo de la familia podía más que mi curiosidad.

Viendo que no había manera hace dos semanas decidí colgar en las redes que buscaba a familiares de Pedro Perdomo Pérez, el personaje. Al par de horas tenía datos que me acercarían a ellos. Hacer una llamada de teléfono fue mi único esfuerzo. Pregunté. "Sí, yo soy la sobrina de Pedro". Poco después estaba hablando con los sobrinos en la misma casa en la que permaneció escondido hasta su muerte. Conocí la habitación mínima en la que se recluyó y el patio en el que paseaba cuando oscurecía. Nada ha cambiado. ¿Por qué les cuento esto? Pues porque hoy he aprobado una asignatura profesional pendiente publicando en estas páginas el reportaje que he perseguido durante tantos años. Nunca lo di por perdido.

Pasen páginas y vean.

stylename="050_FIR_opi_02">marisolayala@hotmail.com