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Reflexión

¿A quién le gusta pagar impuestos?

No fue fervor por cumplir con Hacienda. Al contrario, la mayoría de los contribuyentes que colapsaron la página web el primer día de la campaña de la renta 2015, lo que desean realmente es que les llegue la devolución cuanto antes. No olvidemos las necesidades que padecen muchas familias, el reembolso les puede sacar de un apuro. Es triste pero es así.

No conozco a nadie que sienta un impulso irrefrenable que le lleve a ingresar a las administraciones. Los impuestos están mal vistos. A todos nos duele rascarnos el bolsillo aunque sean pequeñas cantidades. Mucho más desde que hemos conocidos capítulos ignominiosos de corrupción en nuestro país. Viendo a dónde ha ido a parar nuestro dinero, nos preguntamos si para eso hacemos el esfuerzo de contribuir con el erario público.

Pero para secar del todo nuestra mínima motivación, aparecen los conocidos papeles de Panamá. Una bomba de documentos que mucho me temo que tendrá más consecuencias porque la deflagración continúa expandiéndose y porque no se ha revelado todo lo que contienen.

Conocer justo dos días antes del comienzo de la campaña de la renta que primeros ministros, relevantes empresarios, actores o destacados deportistas ocultan sus patrimonios en sociedades ubicadas en paraísos fiscales supone algo así como tocarte la campanilla cuando padeces náuseas. Sí, vomitivo.

Uno se queda con la sensación de que eso de pagar los impuestos solo es para los pobrecitos que no podemos tocar la puerta del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca (considerado el cuarto proveedor mundial de paraísos fiscales). Igual si solicitamos sus servicios y les presentamos nuestros ingresos, se ríen en nuestra cara.

Está claro que hablamos de importantes cantidades de dinero, por cuatro duros no se abren cuentas en paraísos fiscales. Y lo más importante: ¿de dónde viene ese dinero?, ¿blanqueo, negocios ilícitos, corrupción, narcotráfico?? El origen de esos billetes, que a veces se acumulan en bolsas de basura por las cantidades tan brutales, es la clave del asunto. Porque recurrir a sociedades y estructuras empresariales situadas en paraísos fiscales es legal, siempre que lo declares en tu país.

A nadie le gusta pagar impuestos. Bueno, algún raro habrá, no les extrañe. Pero el común de los mortales no los quiere ni oler. Así que, por favor, que no nos den más motivos para asquear los tributos.

(*) Director de Contenidos de COPE Canarias

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