Los oscarizados Natalie Portman y Christoph Waltz animaron ayer la apertura del Festival Internacional de Cine de Pekín, una fiesta del séptimo arte que celebra este año su sexta edición con el objetivo de aumentar su presencia en el panorama mundial, si bien su peso en la industria sigue siendo limitado. La alfombra roja volvió a extenderse este año a los pies del centro de exhibiciones del lago Yanqi de Pekín, un edificio de un rojo intenso que rememora el Templo del Cielo de la capital. Estrellas chinas y extranjeras recibieron los aplausos del público, que esperó durante horas para ver a famosos como Natalie Portman, que apareció sola, con un vestido sobrio aunque de escote pronunciado. Poco antes de entrar, la actriz estadounidense-israelí, conocida por películas como V de Vendetta o Black Swan (Cisne negro), habló de su primer filme como directora, A Tale of Love and Darkness (Una historia de amor y oscuridad), y destacó que le había gustado mucho utilizar el hebreo en esta producción, idioma de su infancia.