El exvicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, acusado de once delitos de corrupción y de nueve delitos fiscales, se ha pasado a la vida contemplativa. Al menos durante 6 días. La reencarnación del político, del que ahora se ha sabido que ocultó presuntamente 3,6 millones en dos sociedades opacas creadas por el despacho Mossack Fonseca (el de los papeles de Panamá), se produjo entre el 19 y el 25 de marzo. Esos días, Rato asistió en el centro budista de Pedreguer (Alicante) a un curso de meditación titulado El camino de Shamatha. El curso costaba 395 euros. Rato acudió solo. Por tanto, desembolsó otros 348 euros en la habitación individual en la que descansó entre sesión y sesión de meditación.

El lama Rinchen Gyaltsen, responsable del centro budista de Pedreguer, declinó comentar si Rato fue un buen alumno. "Eso es información privada", indicó. Sin embargo, sí explicó que el retiro de meditación al que asistió el exvicepresidente "apacigua el estrés y la ansiedad y ayuda a aumentar la virtud".