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Calafateando

JM Soria ha devenido en JM Soria

Esto del devenir significa el proceso del ser o, si ustedes lo prefieren, el ser como proceso y designa asimismo todas las formas del llegar a ser, del ir siendo, del cambiarse, del acontecer, del pasar, del moverse, dicen todos los cánones. También pudiera ser la historia de un comportamiento devenido en círculo, de modo que aquello reprobable negativo que hacemos a los demás acaba siempre por retornar a nosotros. Puede ser el caso de José Manuel Soria. Ahora que parece fácil hacer leña del árbol caído dejo claro que no es la intención del presente comentario. ¿Quién dice que el presidente regional del PP, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, presidente del Cabildo (unos metros más arriba que el resto) diputado regional, vicepresidente del Gobierno canario y ministro en el Gobierno de Rajoy no tiene brillante currículum, cuando el suyo es del mayor relumbrón, excepción hecha de todos esos entorchados?

Empezamos conociéndolo por aquellas opiniones que publicaba en Canarias7, fase previa para el arribo a la política. Ya como político lo vimos imitando a su alter ego, el inefable José María Aznar (muchos le hallaban parecido físico con él, sobre todo por el bigote). El Aznar que para ser presidente de la Junta de Castilla León acusó con falsedades de un acto delictivo en una empresa propiedad del entonces presidente Demetrio Madrid (PSOE), que lo llevó a ser procesado, caso en el que con posterioridad sería absuelto de todos los cargos que le habían imputado. Con tan solo tres años de mandato el socialista se convirtió en el primer mandatario importante que dimitió para poder demostrar su inocencia, siendo ello lo que llevó a Aznar a ganar sus primeras elecciones. Si es que el denostado Demetrio Madrid no dimite como se hace ahora, difícilmente se hubiera conocido al popular; con esta sucia artimaña comenzó su fulgurante carrera política. Mirando, como decíamos, su currículum, por aquí Soria imitó muy bien al amigo y compañero inspector de Hacienda, pues llegó a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria dejando caer que al alcalde Emilio Mayoral (PSC) le gustaba "empinar el codo", estilo barriobajero que empleó también con Jerónimo Saavedra haciendo el chiste, del peor mal gusto, que el secretario general socialista "perdía aceite". Todos los advenedizos de su partido, evidentemente con la mirada puesta en futuros cargos, le reían del modo más grosero la gracieta.

Aquí abajo nadie es perfecto, por lo que comprenderán, estimados, que no se puede ir de Torquemada por la vida. Tarde o temprano el halo de los dioses pasa factura castigando inmisericordemente. Ahí tienen al todopoderoso José Manuel Soria enredado en la hidra que él mismo tejió con mentira sobre mentira. Ha caído su ángel de forma estrepitosa; lo ha abandonado no solo por las supuestas evasiones de capitales en paraísos fiscales para escaquearse de Hacienda (la que según nueva teoría jurídica ya no "somos todos"), sino porque nos mintió de manera burda a votantes de su propio partido y a todos los que lo hicimos a otras formaciones, sufridores de los inhumanos recortes del Partido Popular para salvarle el culo a los grandes poderes económicos y financieros, verdaderos culpables de la actual e injusta crisis económica.

En la esencia misma del caos que dio lugar a la aparición sin duda de dos nuevas fuerzas políticas -lo que ha motivado el tan largo impasse para formar gobierno-, también figura en lugar destacadísimo la mentira.

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