La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Canarias y los paraísos fiscales

La publicación de los papeles de Panamá en la prensa internacional y española ha dado origen a muchos comentarios y artículos de lo mas variado en su contenido, en su finalidad y en su protagonismo, en esta globalización en que nos movemos. A mis 86 años, a mi profesión de Técnico Comercial y Economista del Estado, a mi estancia entre los años 1970 y 75 en la Embajada de España de Washington ( Estados Unidos) como Consejero Económico y Comercial, y a mi vocación por los estudios económicos, internacionales, europeos, españoles y canarios, debo añadir modestamente que el tema de los paraísos fiscales, como se llama a estas jurisdicciones especiales, le he dedicado tiempo, lectura, estudios y acumulación de textos variados. Me limitaré a citar el libro Guide mondial de paradis fiscaux del economista André Beauchamp, publicado en París el año 1982, (hace más de 34 años) y en donde a través de 631 páginas recopila la ciencia de esta especialidad en todas sus manifestaciones. Y da una definición de estas figuras que estoy obligado a reproducir textualmente, y que he utilizado en varios artículos: es "un país o un territorio que consiente a las personas físicas o jurídicas ventajas fiscales susceptibles de permitirles escapar de los impuestos del su país de origen o de beneficiarse de un régimen fiscal más ventajoso que el propio, sobre todo en impuestos de rentas y sucesiones". Como estos se desarrollaron en los años sesenta del siglo pasado viví en directo el cabreo y la reacción de los políticos americanos, en el Congreso y en el Senado, contra la ruta que todas las multinacionales americanas -verdaderos dueños y protagonistas de la economía mundial desde el final de la II Guerra Mundial- habían puesto en marcha para escapar al control fiscal, financiero, técnico y legal de la Administración de los Estados Unidos, desplazando sus sedes o centros estratégicos de comercio o inversiones a numerosas islas y territorios situados en el Caribe, fundamentalmente. Dejo aquí mi posición sobre este esquema estratégico vigente porque, por mucha hipocresía y salidas a la palestra periodística de algunos líderes o instituciones mundiales, en mi opinión están para permanecer hasta el final de la Historia, sin tener pretensión profética.

Lo curioso de esta realidad es, y ahora vuelvo a mis raíces, que Canarias ha sido probablemente el primero que se creó en el mundo occidental con estas características de la definición que recogí en el comienzo de este texto. Pero esto no arranca con el Real Decreto de Puertos Francos, que el genial ministro de Hacienda Bravo Murillo aprobó y publicó el 11 de julio de 1852 colocando a las Islas como centro comercial estratégico en el tráfico desde Europa hacia América y desde América hacia Europa. A ello se añadió el ser una plataforma para la explotación de las riquezas africanas que los distintos imperios europeos ( Francia, Reino Unido, Bélgica, Portugal y Alemania ) iniciaron en el siglo XIX. Se olvidan los historiadores o estudiosos de esta etapa que una de las preocupaciones de los gobiernos europeos en los siglos XIV y XV era la falta de oro, necesario para su utilización como moneda para facilitar las transacciones comerciales. Se suponía o se intuía que en el África subsahariana se podrían encontrar yacimientos de este básico metal. Esto podría explicar la preocupación del reino de Castilla, en aquel momento histórico, por la conquista de la isla de Gran Canaria, por ser probablemente la más poblada y la más próxima a la costa africana. Por ello su campaña se extendió desde el año 1478 a 1483, en que se conquistó y colonizó; las restan-tes islas, La Palma y Tenerife, se terminaron de conquistar en 1493 y 1496, respectivamente. Los textos históricos existen y se conservan en perfectas condiciones, pero el nivel intelectual y el respeto por la verdad histórica se arrincona como algo inservible, sin explicarse las razones, o por envidia histórica por el peso y protagonismo que cada territorio ha tenido históricamente.

Creo que conviene recordar que la costa africana, situada frente a Canarias se llamaba Río de Oro por los rumores medievales sobre las reservas en esta parte del continente. Estas informaciones dieron lugar a la preocupación del reino de Castilla por dictar las disposiciones legales necesarias para acelerar o fomentar la actividad económica de la Isla y la llegada de ciudadanos de otras partes del imperio naciente español. Así el 20 de diciembre de 1494 se dio en Madrid por los Reyes Católicos el Fuero de Gran Canaria, estableciendo los privilegios de este territorio; complementa esta disposición la dada en Burgos el 24 de diciembre de 1507 que otorga (literalmente) "perpetuamente y para siempre jamás" la exención "del pago de alcabalas, monedas y otros pechos y tributos", salvo el 6% del valor de las mercaderías que se cargaban y descargaban en dicha isla. Este marco legal favoreció la llegada de genoveses, catalanes, flamencos, mallorquines, vascos y otros ciudadanos del imperio español que se volcaron en las producciones agrícolas para abastecer a las clases nobles del imperio -azúcar y vinos-, dando lugar a una clase floreciente que como señala nuestro paisano Matías Padrón convirtió a Canarias en los siglos XVI y XVII en la región europea que disponía de numerosas obras de arte flamenca -que todavía se conservan en iglesias y en museos- a pesar de los destrozos que los corsarios y piratas hacían en muchos lugares.

Históricamente el archipiélago canario fue el primero que ofreció ventajas fiscales y administrativas a los emprendedores de los siglos pasados para incorporarse a desarrollar actividades económicas. El desarrollo de la navegación aceleró este proceso con la llegada de empresas relacionadas con el avituallamiento y reparación de los distintos tipos de barcos y naves. La industria del tabaco y de la pesca continuaron siendo focos de atracción de nuevas empresas. Todo esto se reflejó en el desarrollo del turismo, a finales del siglo XIX, con empresas especializadas y la construcción de los primeros hoteles por ingleses y nórdicos por las condiciones climáticas naturales que disponen las Islas por su situación y posición geográfica. De hecho, el Archipiélago cuenta con el primer campo del golf construido en territorio español.

La Ley de Raimundo Fernandez-Villaverde en el año 1900 amplió las particularidades al prohibir la constitución de monopolios fiscales en nuestras islas, táctica que se estaba generalizando en muchos países europeos como ultraproteccionista, razón por la que escribí en su día sobre esta ley a la que bauticé en 1963 como la Constitución Económica Canaria, expresión de no aceptación en la etapa política de entonces.

Tengo la impresión que debo terminar este texto. Mal que les pese a los políticos y organismos europeos que están hablando y repitiendo que hay que cerrar los paraísos fiscales, a los que se han incorporado la ultraizquierda que se pasea por nuestras calles e instituciones alegando de la corrupción como instrumento de guerra, tengo que repetir que están para sobrevivir estos territorios o jurisdicciones especiales. Que se lo pregunten a Suiza, los Países Bajos, Luxemburgo y los numerosos territorios e islas que el Reino Unido y Estados Unidos tienen en varios archipiélagos.

La única tristeza que tengo es que a pesar de los intentos y esfuerzos que he hecho, para que Canarias se incorpore a ese catálogo de territorios especiales, no lo he podido conseguir. Los políticos canarios y españoles han condenado a Canarias a que sea una Región Ultraperiférica Comunitaria, igual que el Piamonte, Baviera o Normandía. Todo esto para mayor honra y alegría del Reino Unido que nos negó que en la ZEC pudieran instalarse entidades financieras, por el peligro que suponía a sus islas del Canal de la Mancha.

Compartir el artículo

stats