La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

Hay vida

Rajoy y Puigdemont constataron el miércoles el abismo que les separa: el "no" del primero a negociar tanto la independencia de Cataluña como la celebración de un referéndum soberanista, más factible porque sólo depende de que haya voluntad política para autorizarlo. Pero Rajoy sigue en sus trece: sabe que el Gobierno catalán podría conformarse con la consulta y espera que el imprescindible sostén económico que el Estado ofrece a la Generalitat obre el resto.

Por eso y porque Puigdemont ha dado sobradas muestras de que no quiere enfangarse en un proceso de ruptura unilateral, el jefe del Ejecutivo en funciones señaló con algunos gestos la importancia de la entrevista: duró más de dos horas, a su término compareció ante los medios (lo que no suele ocurrir cuando recibe a otros dirigentes autonómicos) y además accedió a la propuesta que su homólogo catalán le hizo para restablecer el diálogo.

Los vicepresidentes de ambos ejecutivos, Sáenz de Santamaría y Junqueras, se reunirán el próximo día 28 para tratar de llegar a acuerdos sobre la nueva financiación autonómica, el reparto del déficit o el abono de las deudas que el Estado tiene con la Generalitat. Cuestiones que deberían ser parte de la negociación diaria entre ambas administraciones, pero que los enfrentamientos de la era Mas impidieron tratar.

Más difícil será lograr el entendimiento en un punto en el que Puigdemont hizo especial hincapié: la judicialización de la vida política. Ahí, Rajoy admitió que ha habido y hay demasiados choques entre la Generalitat y su Gobierno y que, por su parte, intentará rebajar la tasa de litigiosidad. Pero sólo si la ley se respeta.

Y ése es el nudo, porque Puigdemont depende de la CUP y los 'cuperos' aman más la desobediencia que la independencia. Ejemplo: el presidente catalán pidió a Rajoy que no recurra la reciente ley para paliar la pobreza energética (una concesión a los anticapitalistas) y es probable que, negociando, el Gobierno y el Govern pudiera alcanzar un acuerdo. Pero tal negociación sería vista por sus "socios" como un gesto de debilidad y Puigdemont tendría que dar marcha atrás. Y vuelta a empezar.

Compartir el artículo

stats