La Provincia - Diario de Las Palmas

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Llamada a la solidaridad con Ecuador

El día sábado 16 de abril, cuando ya estaba anochecido ( eran las 18.58 hora local), cayó una terrible oscuridad sobre el Ecuador, de la que miles de familias no consiguen salir ni superar.

Ya pasaron once días desde que el terremoto sacudió las seis provincias del país que están mas al norte y junto al océano Pacífico; ya pasaron esas once jornadas desde que se derrumbaron cerca de 2.000 edificios y casi 20.000 personas quedaron sin hogar; ya pasaron más de 1.700 horas desde que muchísimas personas no pudieron escapar a la fuerza que se abatió sobre su casa o lugar de trabajo, derribándolo todo y quedando atrapadas entre los escombros, de ellas ya se recuperaron bastantes con vida (milagrosamente en un día, por ejemplo, rescataron a cinco) pero ya van al menos 655 personas fallecidas.

Hoy mismo impresionaban las imágenes en las que se veían a muchos bomberos y rescatistas rodeando un edificio en ruinas que fue hasta ese sábado un centro comercial en la localidad de Manta, todos en absoluto silencio y sin moverse para que pudieran escuchar la voz de un joven atrapado entre los escombros y ubicarlo: hoy para ese joven se hizo la luz, consiguieron sacarlo prácticamente ileso.

Como milagrosamente en Portoviejo salieron ilesas sesenta catequistas que estaban en una casa de encuentros; al comenzar el terremoto se iban cayendo las paredes de la sala, bajaron las escaleras y pudieron llegar a la calle. Esa terrible oscuridad también la están sufriendo tantas personas y familias que lo perdieron todo, absolutamente todo y están con sus hijos a la intemperie, en los caminos, en los estadios de fútbol, en aeropuertos cerrados, en la calle, bajo lonas de plástico y sin nada, esperando, pidiendo la ayuda que poco a poco les irá llegando.

Pero no todo es oscuridad. La mañanita del domingo en Quito y en otras ciudades del país, de la manera más espontánea, conforme iban llegando las primeras noticias del terrible desastre, se fue generando un movimiento ciudadano de solidaridad que sorprende, asombra y conmueve.

En estos días son miles y miles las personas que se han movilizado en apoyo de los afectados por el terremoto, llevando a los puntos de recogida, todo tipo de alimentos, agua, ropa, enseres para cocinar, cobijas, colchones, medicinas, herramientas, etc.

Las estanterías de los centros comerciales estaban vacías por las compras para los damnificados. En los supermercados estaban los carros llenos de comida a rebosar a la puerta, esperando a la camioneta que pasara a retirarlos y llevarlos a los lugares de clasificación. Las farmacias también estaban desabastecidas de muchas medicinas apropiadas para estas situaciones de emergencia.

Se convirtieron en auténticos centros de acopio numerosas parroquias y capillas, las escuelas y colegios, las empresas y centros comerciales, ministerios y centros públicos del gobierno? En estos puntos de acopio se pasan todo el día cientos de personas clasificando, ordenando, metiendo en cajas de cartón, en fundas todo lo que iba llegando. No sólo los particulares se han volcado, también las instituciones, las empresas, con más medios hicieron lo propio.

Da la impresión de que todo el país no es que esté participando en un evento solidario dando de lo que le sobra, sino que le sale de natural ser solidario, mejor: ser compasivo, com-padeciendo, con-sintiendo y sufriendo en carne propia lo que les está pasando a otros hermanos ecuatorianos, y una "compasión hasta que duela", (como decía San Alberto Hurtado sobre la calidad del amor ).

Por eso, las imágenes de tantas personas compartiendo hasta lo que no tienen, tantas personas dedicando horas y horas, trabajando en cadena y con gran esfuerzo para que lleguen todos esos medios a los damnificados lo antes posible, a través de carros propios, camionetas, volquetas, aviones,? es un enorme fogonazo de luz, de esperanza, de futuro nuevo, de crecer, cuidar y proteger toda vida, por lo que este pueblo tiene futuro.

También cuánta luz están ofreciendo todos los voluntarios que están participando en las tareas de mover escombros, de repartir ayudas y buscar vidas, los médicos, psicólogos, los bomberos y rescatistas (están trabajando cerca de 800 de 16 países) que vinieron a ofrecer sus conocimientos y experiencia, el apoyo de naciones hermanas y de otros países, la ONU,? todo será necesario y más, habrá que permanecer acompañando a este pueblo a reconstruir viviendas, tejido social, trabajo, infraestructuras,? en esas aldeas y ciudades: todo recién está comenzando.

Por todo esto y en este tiempo Pascual, estamos contemplando al Señor Jesús Resucitado, iluminando la vida de su comunidad y abriendo un nuevo día, venciendo la oscuridad, y le escuchamos una vez más: "Jesús al ver a la muchedumbre hambrienta y perdida, al ver al ciego, al ver a la viuda, al ver al asaltado del camino? sintió compasión".

Por ello, "les dio la buena noticia, los curó, les dio la vida, sanó sus heridas y los cuidó en la posada toda la noche".

¡Cuántos miles de samaritanos están curando y sirviendo en estos días en el país ! Damos muchas gracias a Dios Padre y Madre por este don que regaló a este pueblo ecuatoriano.

Cáritas Diocesana de Canarias abrió una Campaña de solicitud de ayudas para Ecuador, Cáritas con Ecuador, y la inició con una dotación inicial de 10.000 euros de los propios fondos de Cáritas. Las ayudas se canalizarán a través de Cáritas Española que las hará llegar a Cáritas Ecuador.

Campaña 'Cáritas con _Ecuador'. Cuenta: Bankia ES0920387335546000060489 Titular: Cáritas Diocesana de Canarias Concepto: Cáritas con Ecuador

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