Llevamos ya un tiempo leyendo y escuchando, de manera insistente, que el talento es el motor de la sociedad del conocimiento. No es falso, el talento es un elemento clave en este nuevo modelo de sociedad, y retenerlo debe ser, en todo caso, un objetivo tanto de las empresas como de las regiones. Pero lo que hacemos con ese talento, y la forma en que canalizamos, distribuimos y aprovechamos el conocimiento que ese talento es capaz de generar es tan importante o más como nuestra capacidad para retenerlo.

Hace mucho que suena en mi cabeza una frase que hace ya varios años hizo famosa a una conocida marca de neumáticos, "la potencia sin control no sirve de nada", y es que no puede ser nuestro único objetivo polarizar la mayor cantidad de talento posible, si no prestamos atención al mismo tiempo a nuestra capacidad para canalizar el conocimiento que ese talento es capaz de generar y transformarlo en una ventaja competitiva, empresarial, social o cultural. Inmersos como estamos en el desarrollo de la sociedad del conocimiento, en un entorno que los expertos denominan VUCA (acrónimo procedente de Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity), que significa volátil, incierto, complejo y ambiguo, y en pleno proceso de digitalización de los principales sectores productivos del archipiélago, no cabe duda que concentrar talento en las empresas es necesario, pero no es suficiente.

¿Sabemos que aspecto tiene el conocimiento en nuestra organización? Decimos que tenemos equipos de alto rendimiento, que tenemos una elevada concentración de talento en la empresa y que es ese nuestro bien más preciado. Pero ¿sabemos dónde se encuentra el conocimiento que esos equipos generan? ¿Estamos preparados para una fuga de talento? La realidad es que las organizaciones generan dos tipos de conocimiento, el conocimiento formal, que es ese que queda documentado (manuales de procedimiento, informes, memorias de proyecto, informes ejecutivos...), y el conocimiento informal, que se genera, en muchas ocasiones, de forma espontánea y que se transmite, con mucha frecuencia, por canales ajenos a la propia organización. Si utilizamos el símil del Iceberg, el conocimiento informal es el equivalente a la pieza de hielo que puede observarse sobre la línea de mar, siendo el conocimiento informal el que queda sumergido y supone un mayor volumen en la mayoría de las empresas.

Cada vez que perdemos talento, perdemos también un trozo de hielo de esa parte sumergida, desconocida por completo para la empresa, que se fuga junto con el talento que lo generó porque no supimos aflorarlo. Permear el conocimiento es tan importante o más como retener el talento, ya que el conocimiento es uno de los principales activos de cualquier empresa. No cabe duda de que la tecnología va a jugar un papel fundamental en el desarrollo de soluciones que permitan a las organizaciones gestionar y retener todo ese conocimiento generado, de tal forma que éstas sean, cada vez, menos sensibles a la fuga de talento.

Hace ya varios años que uno de los principales flujos de innovación tecnológica, el que nacía en las empresas y luego mutaba hacia los hogares, ha dado un giro de ciento ochenta grados, y es que, en muchos caso, ahora ocurre todo lo contrario. La tecnología se desarrolla y evoluciona primero en el entorno personal o doméstico y luego conmuta hacia el entorno profesional. Hay numerosos ejemplos de esta realidad por lo que solo citaré algunos como es el caso de Whatsapp, Twitter, Google apps o Dropbox. Esto es precisamente, lo mismo que ha ocurrido con la tecnología social, consolidada desde hace varios años en el entorno personal y doméstico (con ejemplos como Facebook, Twitter, Linkedin o Instagram) busca ahora abrirse paso en el contexto profesional.

Y es precisamente en esta necesidad creciente, la de gestionar el conocimiento de las empresas, donde la tecnología social ha encontrado aplicación, más allá del ámbito personal o doméstico. Eso piensa al menos la consultora Gartner, que ya predijo hace algunos años que en el año 2016 las tecnologías sociales desplazarían a otros mecanismos tradicionales (me refiero al correo, los mensajes de texto o las llamadas) como principal vehículo de comunicación profesional y que al menos un 50% de las empresas utilizarían este tipo de tecnología para gestionar el conocimiento. Es una realidad que esta predicción no se ha cumplido, pero también lo es que deberá cumplirse en un futuro no demasiado lejano.

En pleno proceso de digitalización de la economía, retener el conocimiento tiene que ser una prioridad, más importante aún si cabe que la de retener el talento. El conocimiento es poder, y puede ser una fuente de ventaja competitiva sostenible si se gestiona de la forma adecuada, no perdamos esta oportunidad.

Para ampliar

1. Capgemini Consulting. "The Digital Advantage: How digital leaders outperform their peers in every industry".

2. Whitepaper Territorio Creativo. "Transformación Digital, reinventando organizaciones ante la nueva revolución industrial"

3. Estudio de McKinsey "Capturing Business value with social techonologies".

4. Estudio de Raconteur. "Future of Work"

5. Libro de Chris Ertel sobre el concepto VUCA. "Moments of Impact"

Noticias relacionadas

1. Gestionar el conocimiento. https://humanismoyconectividad.wordpress.com/2012/06/06/gestionar-el-conocimiento/

2. What VUCA really means for you. https://hbr.org/2014/01/what-vuca-really-means-for-you

3. Cinco tendencias tecnológicas a tener en cuenta en 2016. http://www.ticbeat.com/tecnologias/cinco-tendencias-tic-tener-en-cuenta-en-2016/

4. Los 5 mitos de las redes sociales corporativas. http://www.expansion.com/blogs/lideres-digitales/2013/06/12/los-5-mitos-de-las-redes-sociales.html

(*) Miembro del Foro Catpe de Tránsito de Canarias hacia la Sociedad del Conocimiento