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Danza Día Internacional

Una fiesta inclusiva

A los muertos es mejor recordarlos por lo que hicieron que por todo aquello que pudieran haber hecho, si no se hubieran marchado tan de imprevisto. Esta es la razón que debe haber llevado a la coreógrafa Natalia Medina a despedir a su amigo Manuel Feo, gerente del teatro Guiniguada hasta su fallecimiento, con una oración india que nos exhorta a rememorar a aquellos que nos importaron con alegría. Justo antes, Aurora Moreno, directora general de Cultura, leyó el manifiesto escrito este año por el samoano Lemi Ponifasio. Karakia es también una oración, que nos alienta a movernos con honestidad, y a entender la danza como un acto de amor y justicia.

El arte ha inspirado con frecuencia a la danza. En Florencia, un mediodía de 1924 Diaghilev se fue a almorzar con Stravinsky mientras dejaba que el entonces joven George Balanchine perdiera la paciencia, sentado durante varias horas con el estómago vacío frente a las pinturas de Botticelli que se exponen en la galería de los Ufizzi. Cuando los dos regresaron le preguntaron muy serios al futuro coreógafo del New York City Ballet si ya había aprendido lo suficiente... El conocimiento de este y otros hechos animan a buscar un referente visual para Tiempo, la pieza creada por Ángeles Padilla y Vanessa Medina para tres bailarines, y de la que ayer interpretaron un fragmento Abián Hernández y la primera de ellas. Con esta coreografía terminó una función ilusionante y festiva que también había comenzado con una pieza de estilo contemporáneo, y en la que siempre alternaron éste, las danzas urbanas y el clásico. "El contemporáneo te hace moverte de una manera bonita, artística y libre", me explicó antes de que se apagaran las luces una alumna adulta que combina, en una de las escuelas capitalinas, este estilo con el clásico y también con su dedicación a la música. El referente visual de Tiempo podría ser el sexto arcano del tarot de Marsella, El enamorado. En La Vía del tarot se explica que es posible comprender la humanidad entera a través de esta carta, dada la "extremada ambivalencia" que presenta la relación entre los tres personajes vigilados por Cupido.

Pero la posibilidad que este trío ha recreado sobre los escenarios la conocemos demasiado bien casi todos. Ángeles Padilla es una bailarina con nervio, conectada a su instinto, creíble y segura sobre el escenario. Su cuerpo, como el de muchos de los protagonistas de la noche, también se sale afortunadamente del canon popularizado por creadores como el gran Balanchine. Abián Hernández sabe rechazarla con una resuelta indeferencia, haciendo patética la insistencia de ella. Esta ruptura bailada es amplificada con desgarro por la voz de Germaín de la Fuente, primer cantante del grupo chileno Los Ángeles Negros: "Como quisiera decirte / algo que llevo aquí dentro / clavado como una espina / y así va pasando el tiempo"... No fue una mala idea despedir la efémeride con un poco de pérdida después de tanta ganancia.

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