Las victorias y las derrotas son tan intensas como contrapuestas. Alzarse con el dulce triunfo o toparse con el cruel desengaño al perder tu equipo del alma son parte del deporte. Pero ambas resoluciones se viven de una forma muy especial en la Ribera del Manzanares.
Los seguidores del Atlético de Madrid, que sueñan con colarse en la tercera final en una Copa de Europa, son de otra pasta.
Sufridores empedernidos que sueñan a lo grande y que anhelan abrazar de una vez por todas un ansiado premio que se resiste demasiado. Los colchoneros tienen una deuda que cobrarse desde hace más de cuatro décadas con el Bayern de Munich. Un gol de un jugador germano de nombre impronunciable arrebataba por aquel entonces la Copa de Europa a la escuadra capitaneada por Luis Aragonés.
Los rojiblancos, 42 años más tarde, tienen el reto de resarcir su honor ante los combativos alemanes. Será la segunda semifinal de Champions de los colchoneros en los últimos tres años.
El olfato goleador de Antoine Griezzman será decisivo para lograr el ambicioso objetivo y meterse en la final. Sin embargo, la escuadra liderada por Pep Guardiola no lo pondrá fácil en un encuentro de estilos. Ataque contra defensa. Precisión contra presión.
Los eternos pupas se arremolinarán detrás de la pelota con ánimos de venganza y conscientes de que la historia les debe una segunda oportunidad. La cita ha llegado y el Atleti de todos, porque hoy todos somos del Atleti, peleará por doctorarse como grande de Europa.
El choque de esta noche enfrenta al más goleador (los germanos han metido 28 dianas en esta competición) contra el menos goleado (el Atleti ha encajado sólo cinco tantos). Dos perfiles diferenciados en busca de la hegemonía balompédica en Europa. Los alemanes volverán a disponer de la posesión de balón con una media acumulada del 70%, mientras que el Atlético se encuentra muy confortable en su persecución del esférico y atrincherado tras ese ladrillo defensivo.
En el planeta fútbol chocarán dos constelaciones divergentes donde solo Guardiola, siempre con súper equipos, puede presumir de tener diez títulos, mientras el Cholo, con menos mimbres acumula dos trofeos, de momento. Los colchoneros quieren arreglar cuentas con el Bayern y, luego, borrar de su memoria para siempre la final de Lisboa cuando cayó ante el Madrid.
Los hijos del Calderón tienen ante sí la exigencia de demostrar que constancia y trabajo son claves para transformar los sueños en realidad. Un sueño de todos porque hoy todos somos del Atleti.
