Leí hace unos días una noticia sobre un hecho ocurrido en Santander, que ha recorrido España, que me modificó el ritmo de la respiración al instante, porque me pareció que lo ocurrido había caído en el pozo de los excesos. Vamos a ver. Parece ser que una joven madre trabajadora fue conducida a las dependencias policiales en calidad de detenida por un presunto delito de violencia doméstica, o sea, por haber dado una cachetada a su hija, menor de edad, y tirarle de los pelos porque perdió los nervios. La madre había pedido la tarde libre (trabaja hasta las 17.00 horas) para darle una bonita sorpresa a su hija, que cumplía 10 años de edad, con un rico almuerzo, regalo incluido y la compañía de sus hermanos. Como la cría no llegaba a casa, la preocupada mamá se acercó al colegio donde le aseguraron que había salido a su hora, pero la niña, sabiendo el tiempo de llegada de su progenitora, corrió a divertirse con otras niñas mientras la madre, buscándola por todo el barrio, ya se imaginaba lo peor.

Ver llegar a la niña y, pim-pam-fuego: bofetón y tirón de pelos. Y, pim-pam-fuego, por esto, la madre tres horas declarando como maltratadora, mientras un médico comprobaba que la niña no tenía lesiones graves. La causa fue archivada por el juez al día siguiente. Me pregunto, ¿esto es de locos o qué? La ley española ha impuesto que hay que defender los "Derechos" del niño hasta un extremo que da hasta vergüenza. ¿Y de los "Deberes" del niño, qué? ¿No dicen nada? O sea, así, que vayan a la deriva y hagan lo que les sale de sus narices porque se saben protegidos por esa totorota ley. ¿Acaso tal ley ha parido a esas criaturas, las ama, ha pasado noches en vela en sus enfermedades, vigila sus pasos, sus amistades, sus horarios, sus estudios, trabaja hasta el agotamiento para sacarlas adelante, vive con desazón pensando en su futuro, cubre sus necesidades, y así un larguísimo etcétera donde sólo hay amor e inquietud por ellas? ¿Cómo se atreven los políticos a promulgar una ley tan irrisoria que roza la desmesura?

Un padre y una madre son los únicos responsables de la educación y la moral del menor, y solamente ellos saben cómo hacerlo. Aparte de un gran amor, ser progenitor conlleva también desvelos, cuidados, desasosiegos, angustias, mortificaciones, alarma, intranquilidad, etc, que sólo las leyes divinas lo saben. Otra cosa es golpear a una criatura con un objeto contundente, que sé que puede ser delito porque nada justifica el palo, pero unos cachetones a tiempo como medida extrema siempre funciona, o la famosa zapatilla que sólo verla con la mano en alto era un método de coacción que nos ponía firmes inmediatamente. Particularmente, servidora estoy en contra de esa estúpida ley que ha embravecido a estos críos, hasta el punto de denunciar hasta a sus propios padres. ¿Pero a dónde hemos llegado? Pues a servidora no solamente me vino muy bien un cachetón cuando me lo merecí, sino que recordar a mi santa madre con la zapatilla en alto me hace hasta gracia.

Queridos lectores, esta tarde a las 20.00 horas daré una charla en El Club La Provincia sobre la "Defensa del léxico canario", posteriormente habrá un sainete costumbrista.

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