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Fútbol es fútbol

¡Árbol va!

E l Atlético de Madrid jugará la final de la Liga de Campeones, y el Leicester ya es campeón de la Premier League. El Atleti se llevó por delante al Barça y al Bayern de Múnich, y el Leicester dejó reducidos a la nada a equipos como el Manchester United, el Chelsea o el Arsenal. Es el triunfo de los taladores de árboles frente a los recogedores de algodón. Los estudios sobre los diferentes tipos de trabajo de los presos tejanos en la primera mitad del siglo XX lo dejan muy claro: las canciones que acompañan a las tareas que se realizan de forma acompasada como, por ejemplo, la tala de árboles ofrecen pocas posibilidades de cambio o de elaboración personal; sin embargo, las canciones de los grupos de trabajo que realizan tareas menos acompasadas, como la recogida de algodón, ofrecen más oportunidades de que haya solos o de una improvisación ornamental por parte del líder. El Atlético de Madrid de Simeone tala árboles mientras canta de forma perfectamente acompasada las canciones que escribe Simeone. El juego del Leicester de Ranieri ofrece pocas posibilidades de elaboración personal, de forma que no hay un Messi que decida un partido improvisando una jugada en plena recogida de algodón. Son dos formas de ver el fútbol. Pero difícilmente un tipo como Simeone hará que el Atleti juegue al fútbol como si recolectara algodón. A Simeone le gustan las canciones que acompañan a la tala de árboles.

El fútbol no es un juego de puro azar en el que la estrategia no desempeña ningún papel, como sucede en el juego de dados. Pero el fútbol tampoco es un juego completamente abierto en el que la suerte no tiene un papel relevante, como sucede en el ajedrez. En ese sentido, el fútbol se parece al póker, porque combina elementos de los juegos de estrategia y de los juegos de azar. Así, las implacables estrategias que Simeone y Ranieri imponen en sus equipos necesitan también de una pizca de suerte. Simeone no juega a los dados, pero si Oblak no hubiera parado un penalti en el partido de vuelta de Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich puede que ahora estaríamos hablando de los recolectores de algodón del Bayern, y no de los taladores de árboles del Atlético de Madrid. En fútbol la suerte no forma parte de la estrategia, pero ninguna estrategia debe despreciar a la suerte. Cantos acompasados con poco margen para el lucimiento de un líder, estrategia de hierro acompañada de un discurso único e inamovible (el ya famoso "partido a partido" de Simeone) y un pacto con esa suerte que, tantas veces, ayuda a los audaces. Y, a partir de ahí, a la final de la Liga de Campeones y a hacer sufrir al Barça hasta el último segundo en la Liga.

Como el mismo Simeone reconoce, su estilo puede que no guste a todo el mundo, pero lo cierto es que en el fútbol de élite el estilo es ganar. Y ganar, y ganar, y ganar, y ganar y luego volver a ganar. ¿Que se puede ganar de otra manera, puede que más vistosa? Pues sí. Pero seguro que Simeone es de los que piensan que, en comparación con el andar rectilíneo, la danza es un lujo incompatible con el principio de rendimiento. ¿Vieron el gol de Griezmann en el Allianz Arena? Rectilíneo, vertical e inquebrantable. Sin lujos, sin danza, sin baile. Pin, pan, pum y gol. Y a defender. Y un poco de suerte y mucha confianza en Oblak. Teniendo en el equipo a tipos como Messi, Ronaldo, Agüero o Ribéry es fácil recoger algodón y buscar el rendimiento a través de la aparente ineficiencia de la danza, pero no todos los equipos son iguales y, por lo tanto, no todos los equipos pueden ganar de la misma manera.

¡Árbol va! Y ha caído encima de unos recogedores de algodón que pasaban por allí.

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