La Provincia - Diario de Las Palmas

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Sol y sombra

El carro y los bueyes

Los firmes partidarios de su voto piensan, al parecer, seguir votando lo mismo en junio que votaron en diciembre del año pasado con los resultados ya conocidos. Nadie está dispuesto a envainársela: forma parte de la mecánica nacional. Del mismo modo que casi nadie está dispuesto a reconocer que se equivocó al elegir pretendientes tan poco dispuestos a entenderse por el bien del interés general. El planteamiento es más o menos el siguiente: el error no es mío al depositar la confianza en la urna, son los políticos quienes la traicionan. Ergo voy a seguir votando a los mismos para que esta vez la tengan en cuenta y sepan interpretarla correctamente. Y los mismos vuelven actuar en consecuencia, conscientes de la fe inquebrantable que promueve el sectarismo. Al fin y el cabo nuestros políticos, tan criticados, son el reflejo de la sociedad en que viven. Todo seguirá igual. El decorado, si cabe, es lo único susceptible de cambio. Los bueyes por delante del carro, o el carro por delante de los bueyes. Pablo Iglesias, por ejemplo, ha reabierto la campaña burreando una vez más a Pedro Sánchez y proponiéndole ser vicepresidente de un hipotético gobierno de progreso que, como es natural, presidiría el mismo Iglesias que viste y calza. Es decir, le ofrece la oportunidad de ocupar el lugar que a él le habría correspondido de prosperar un acuerdo con los socialistas, una posibilidad que ambos se encargaron de dinamitar. El sorpasso en la izquierda, como ven, consiste en cierto modo en que Iglesias sea presidente y Sánchez, vice. Su primera propuesta son los puestos que van a ocupar en un gobierno imaginario y que el líder de Podemos se ha dignado a anunciar con la condescendencia que le caracteriza. Es impostura, claro. Fuera de ello no hay nada que rascar.

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