20 de Mayo de 1998. Acaba de finalizar en el Amsterdam Arena la final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y la Juventus de Turín. El primer anuncio que aparece en la pantalla de la televisión es el ya mítico de un vehículo todoterreno, en el que un señor de avanzada edad pregunta: "El Madrid, ¿qué? ¿Otra vez campeón de Europa?". Evidentemente el anuncio estaba condicionado al triunfo del Madrid, y el equipo blanco acababa de poner fin a 32 años de sequía en la más alta competición continental de clubes conquistando su séptima Copa de Europa.
Aquel encuentro, aquel título, supuso el inicio del renacimiento glorioso de los clubes españoles. En estos 18 años pasados desde entonces, de los 56 campeones continentales de las distintas competiciones (Liga de Campeones como heredera de la Copa de Europa; la ya desaparecido Reciopa; la Liga Europa como nueva versión de la Copa de la UEFA, y la Supercopa de Europa), veinticuatro han sido españoles. Es decir, más del 40 por ciento, lo cual es una barbaridad. Pero, para mí, lo más significativo es que España ha conseguido esos veinticuatro títulos de treinta finales disputadas. Es decir, solamente se han perdido seis finales (las que aparecen en amarillo en el cuadro). ¡Un porcentaje de éxito del 80 por ciento! Y, además, en siete ocasiones (las marcadas en rojo) los dos finalistas fueron conjuntos de la liga española.
Realmente los datos son abrumadores, y más si nos fijamos en que la última derrota sufrida fue la del Sevilla en la Supercopa de 2007, a los tres días de la muerte de Antonio Puerta, en un encuentro en el que los andaluces estaban claramente fuera del partido que disputaron frente al Milán. Pues bien, desde esa fecha, de veinticuatro finales de clubes que se han celebrado, el fútbol español ha disputado catorce ¡y las ha ganado todas! Si en el tramo final del siglo pasado Lineker dijo eso de que "el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania", creo que es evidente que en este siglo XXI son los colores de los equipos españoles los que priman. Con el magnífico refrendo, además, de las dos Eurocopas (2008 y 2012) y el Mundial (2010) ganados de manera consecutiva por la selección española.
Y para los que dicen que en España el fútbol es cosa de dos, debemos remarcar que esos veinticuatro títulos han sido conseguidos por cinco diferentes equipos: FC Barcelona (7), Real Madrid (6), Sevilla (5), Atlético de Madrid (4), y Valencia (2); y que otros cuatro clubes -RCD Mallorca, Deportivo Alavés, RCD Espanyol y Athletic Club- se quedaron a un paso de inscribir sus nombres con letras de oro en el palmarés europeo alcanzado la final. ¡Nueve equipos en treinta finales europeas en dieciocho años! Nadie, absolutamente nadie, puede decir lo mismo. Ni parecido.
Esperemos que la racha continúe, porque este año tiene una pinta realmente esperanzadora con tres equipos españoles en las finales de clubes (Real Madrid y Atlético de Madrid en la de la Liga de Campeones; el Sevilla en la Liga Europa) y con la guinda que supondría el hito de conseguir una tercera Eurocopa consecutiva por parte de la selección. Pero, en fin, aprovechemos lo que tenemos y no generemos expectativas que puedan resultar frustrantes. En todo caso un título está asegurado por los dos equipos madrileños en la Copa de Europa.
Por otra parte, debo reconocer que nunca podía dejar de sonreír con maldad cada vez que veía al francés Michel Platini, como máximo dirigente del fútbol continental, entregar una trofeo a un equipo español. Quizá fuese la manera de resarcirnos de aquella final en el Parque de los Príncipes de París en 1984, en la que una falta lanzada por él se le escapó a Luis Miguel Arconada y nos privó de la Eurocopa. Y es que Platini llegó a la presidencia de la UEFA en 2007 y en su primer año ya tuvo que entregar la Europa League al Sevilla, aunque los hispalenses perdieron posteriormente la ya mencionada Supercopa ante el AC Milan en Mónaco. Desde entonces ha entregado Platini dieciséis trofeos de campeón al fútbol español (catorce de clubes y dos de La Roja). Dieciséis títulos de dieciséis finales. ¡Pleno! Platini en el palco era un seguro para el fútbol español, así que, emulando al barcelonista Gerard Piqué, casi apetece decir eso de "gracias, Michel Platini, contigo empezó todo".
Pero es mejor que no nos dejemos llevar por la arrogancia y, pensando en el futuro, sigamos homenajeando a Luis Aragonés cumpliendo aquella su gran fórmula: "Ganar, ganar, ganar... y volver a ganar".
