El Club Balonmano Remudas, el Rocasa, ya es grande de Europa. Ayer, en el Rita Hernández de Telde, arropado por unas 2.350 personas, el equipo que entrena Paco Santana superó al Kastamonu Genclik (33-29) en el partido de vuelta de la final de la Copa EHF Challenge, certificó la ventaja que había logrado en Turquía en el encuentro de ida (25-29) y levantó el trofeo que le acredita como campeón continental. El triunfo, que se suma al título de la Copa de la Reina conquistado en 2015, no es uno más dentro del deporte en Canarias. La victoria del Rocasa avala el trabajo y el modelo de un club de barrio que se sostiene por su inagotable cantera y que trasciende más allá de una cancha: es la conquista de un proyecto social que muestra la capacidad de esfuerzo, crecimiento y superación de un grupo de deportistas que son el orgullo de una de las zonas más conflictivas -paro, fracaso escolar y desprotección social- de las Islas.

La corona de campeón de la Copa EHF Challenge no es una casualidad. Es solo la punta del iceberg. Fundado en noviembre de 1978, el CB Remudas es un monumento al trabajo con la gente joven. En sus categorías inferiores, repartidos entre varios equipos -desde alevines hasta juveniles, tanto a nivel femenino como masculino-, la entidad que preside Antonio Moreno instruye a unos 400 jóvenes deportistas -250 niñas y 150 niños-. El primer equipo, en lo alto de la ola durante las últimas temporadas por su capacidad para plantarle cara al todopoderoso Bera Bera en las competiciones nacionales -Liga y Copa-, es el punto más alto de una pirámide que se sostiene por un excelente trabajo desde la base.

El Rocasa es, desde ayer, campeón de Europa, pero el palmarés de su cadena de filiales avisa sobre lo que está por llegar. El club de Telde, a nivel nacional, ya ha sido campeón en las categorías infantil -tres veces-, cadete -en seis ocasiones- y juvenil -luce cinco títulos-. En un deporte, el balonmano, que en España a nivel femenino oscila entre el profesionalismo y la condición de amateur, la fuerza del BM Remudas reside justo ahí, en su cantera. La crisis acabó, hace varios años, con la burbuja que levantaba de manera artificial diferentes proyectos insostenibles a nivel económico. Y ahora, igualadas las fuerzas a partir de los presupuestos, con buena parte de las mejores jugadoras españolas en el extranjero, el Rocasa recoge el premio a su apuesta decidida por la base y la austeridad financiera: sobrevive con la gente de casa mientras la mayoría de sus rivales pagan la cuenta de excesos pecuniarios.

Jugadoras como Silvia Navarro, María Luján, Davinia López, Tiddara Trojaola, Alba Albaladejo o Almudena Rodríguez ya forman parte de la historia de un club en el que, durante los últimos 37 años, se formaron deportistas como Rita Hernández, que logró un diploma olímpico en Barcelona 92, o Marta Mangué, que se colgó la medalla de bronce en los Juegos de Londres 2012. Los niños de Las Remudas, de La Pardilla, de La Garita, de todo Telde, de Gran Canaria, de Canarias, tienen en el Rocasa un referente para soñar. Ese es el gran triunfo del club que ha levantado la familia Moreno. Y eso no tiene precio. Vale incluso más que cualquier victoria o título de campeón.