Una noticia aparecida en la prensa europea el pasado 1 de diciembre dio la vuelta al mundo. Según la historia, que circuló en multitud de periódicos, el 28 de noviembre, festividad de la independencia de Mauritania, se jugaba la supercopa de ese país. El encuentro enfrentaba a los equipos ganadores de la liga y de la copa, el FC Tevragh Zeine y el ACS Ksar. Corría el minuto 63 con empate a un gol. Dada la igualdad de los contendientes, la prórroga y los penaltis aparecían en el horizonte como algo muy posible. Entonces, según la mencionada noticia, el presidente de la nación, Mohamed Ould Abdel Aziz, aburrido por el escaso juego que ofrecían los equipos, mandó suspender los treinta minutos que quedaban de la segunda parte y, por ende, la posible prórroga, y ordenó que el título se decidiera en la tanda de penaltis. Ganó el FC Tevragh Zeine finalmente y el presidente entregó la copa al capitán del equipo ganador, lo que quedó reflejado en las fotografías que acompañan al artículo.

La noticia, tal cual fue contada, tuvo un gran eco en los medios de difusión europeos, y sobre ella muchos comentaristas no perdieron la ocasión de lanzar chascarrillos burlones sobre los modos y las formas no solo de Mauritania, sino de toda África.

Sin embargo, existe otra versión que no han querido recoger muchos medios, solo algunos, de lo ocurrido. La supercopa se celebró en Nuadibú porque el estadio olímpico de la capital, Nuakchot, estaba en obras de remodelación. El campo de Nuadibú no poseía luz artificial, por lo que el partido debía celebrarse con luz natural. Las "prisas" de la organización mauritana provocaron que el encuentro comenzara con cierto retraso, lo que no deja de ser usual. Hasta ahí todos coinciden. Pero la publicación de la noticia antes referida en Europa provocó que se convocara una rueda de prensa en la que comparecieron la ministra Coumba Ba y el presidente de la Federación, Ahmed Yahya. Según ellos, el tardío comienzo del partido hizo que se discutiera la posibilidad de postergarlo para el día siguiente. Sin embargo, los presidentes de los clubes prefirieron jugar esa misma tarde porque había partidos de Liga al día siguiente. Así, cuando la falta de luz comenzó a ser preocupante -en noviembre anochece antes-, todos acordaron acortar el partido y que fueran los penaltis quienes dieran el vencedor. Así, el presidente podría entregar la supercopa con luz suficiente para la celebración y las fotos de rigor y seguiría cumpliendo con su cargada agenda de eventos del día de la Independencia.

¿Con qué versión nos quedamos? En el fondo, el asunto no es tan importante como para que genere mayor polémica. Que cada cual se organice como quiera.

Lo que sí es importante es leer entre líneas. Así, destaca el hecho de que el estadio olímpico esté en obras de remodelación, de mejora. Es un signo de que las obras públicas del país están en plena efervescencia. Bajo el mandato del presidente Abdel Aziz se han terminado de asfaltar los más de quinientos kilómetros que separan la capital de la frontera norte del país. Existen dos centrales térmicas que abastecen de luz al millón de habitantes de Nuakchot. Se están dando los últimos detalles a un superaeropuerto internacional en las inmediaciones de la citada ciudad. Y se está construyendo una gigantesca universidad, sí, una gran universidad que va a dar mucho que hablar en toda África. En una palabra, el dinero público ya no se diluye en los bolsillos de los gobernantes y adláteres de antaño. Se emplea en fines públicos, y eso es un signo de que algo está cambiando en Mauritania.

Y también destaca que la persona que haya propiciado la celebración de la supercopa sea una ministra. Una mujer. En Mauritania. En un país en el que, desde la distancia, la mujer aparenta tener poca vida pública. Sin embargo, no es así. En muchos aspectos de la vida cotidiana las mujeres mauritanas tienen una enorme importancia, sobre en el entorno económico, y el hecho de que exista una ministra implica también que algo está cambiando en Mauritania. Para bien.

(*) Director jurídico de la consultora BMG África