El pasado viernes y por iniciativa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, tuvimos ocasión de participar en el descubrimiento de una placa en las inmediaciones del muelle de Santa Catalina, como recuerdo de los hidroaviones que amerizaron durante más de 25 años en las aguas del Puerto de Refugio de La Luz a partir de 1919.
Era una vieja deuda con nuestra historia, que se ha hecho posible gracias al apoyo de la Autoridad Portuaria y de la Fundación Puertos de Las Palmas, porque el primer aeródromo de Canarias estuvo emplazado en las aguas de la bahía de Las Isletas y también en la dársena marítima de la península de Gando.
En un sencillo monolito sirviendo de base un bloque de la escollera del espigón Reina Sofía con 50 años de vida que fue retirado por las obras de La Esfinge, se ha colocado esta placa con la relación de los principales hidroaviones que han amerizado entre 1919 y 2001 en las aguas de La Luz, bajo banderas de Francia, Portugal, España, Brasil, Alemania, Gran Bretaña, Italia y U.S.A.
En la citada placa descubrimos que los primeros pilotos que amerizaron con un hidroavión Georges-Levy HB-2, fueron los franceses Henri Lefranc y Rouhaud un 24 de diciembre de 1919. Tras ellos toda una serie de naves que eran unos prototipos que se estaban experimentando y que iniciaban rutas inéditas con gestas trasatlánticas como ocurrió con el Dornier Wal bautizado por España como Plus Ultra que pasó por Gran Canaria en 1926 abriendo la primera línea aérea entre Europa con América del Sur. Tras ellos el Jahú brasileño, los Dornier Wal alemanes sin olvidar el paso en 1933 del famoso piloto americano Charles Lindbergh con su esposa hasta finalizar con aquel hidroavión británico de la Aquila Airways en 1949 que estableció una línea regular de pasaje entre el Reino Unido y Canarias. Son hechos y recuerdos que han jalonado la historia de La Luz.
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