Impresionante la marea de insultos lanzada sobre el empresario Amancio Ortega a cuenta de su 80 cumpleaños y de la fiesta que le dedicaron sus colaboradores. ¿Qué es fundamentalmente Amancio Ortega? Un benefactor de la humanidad. Da trabajo a decenas de miles de empleados y, más allá, facilita a millones de personas, en todo el mundo, prendas buenas, bonitas y baratas. Es el español más destacadamente positivo del último medio siglo. Y ahí lo tienen, víctima del odio, el rencor, la envidia y el resentimiento. Llega a tal punto esa negra pasión que no solo se rechaza a los mejores compatriotas sino también los más destacados logros de España. Incluso a la propia nación. Un morbo brutal, idéntico al que se manifiesta -con un fuerte rebrote también el pasado fin de semana- contra el TTIP, el tratado de libre comercio entre la UE y EE UU, en fase de negociación avanzada. Será infinitamente beneficioso para la mayoría de los ciudadanos de las dos uniones pero los monopolistas y demás tramposos explotadores se resisten ya que no sobrevivirán a esa revolución magnífica. Amancio Ortega triunfa de una forma espectacular en un sector donde fracasó el cartel catalán. Es interesantísimo tener en cuenta ese hecho. El textil se arruinó en Barcelona con la progresiva desaparición de los aranceles y reapareció con muchísima más fuerza en La Coruña de la mano del libre comercio. Si Ortega beneficia a decenas de millones de personas, ¿qué tiene de particular que hoy ingrese 554 millones de euros por el dividendo de Inditex?
