La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tropezones

¿Autobiográfico?

Mi añorada amiga, la escritora Lola de la Fé, me refirió a los pocos días de verse galardonada con el premio Ángel Guerra de novela por su libro "Tiempo en sepia", cuál fue la primera pregunta de la periodista que tuvo la primicia de entrevistarla: "¿Puede decirse que es éste un relato autobiográfico?". Habida cuenta que Lola era madre de cinco hijos, y que la novela iba de una monja de clausura. nos reímos de buena gana de la ocurrencia.

Pero me pregunto yo ahora si no llevaba (por supuesto que sin la menor intención) razón la periodista. La novela está basada en unos escritos heredados por Lola de una lejana parienta monja. Con lo cual todo lo relatado, y lo fabulado, está directamente fundamentado en la lectura y la interpretación de lo leído por la propia Lola. Tal vez la narración no fuera "autovivida" pero sin duda formaba ya parte inseparable de la vida de la propia escritora, como pudiera serlo por ejemplo lo soñado por la autora la noche anterior. Y tampoco hace falta llamarse Freud para constatar la estrecha relación entre lo onírico y lo vivido y la interpretación perfectamente autobiográfica de ensoñaciones o pesadillas nocturnas, incluso yendo a contrapelo de la conducta normal del durmiente, como suele ser la vida secreta de nuestros sueños, realizando muchas veces lo que la propia vida se empeña en negarnos o por lo menos en prohibirnos.

Recuerdo unas palabras de José Luis Sampedro, "No hace falta haber vivido la experiencia de un asesino, lo importante es vivir lo que estás escribiendo". La memoria me traiciona a la hora de rememorar las palabras exactas. Pero el sentido era más o menos el que otro escritor famoso, Oscar Wilde, llegaba a proclamar de manera todavía más tajante: "Todo lo que uno escribe es autobiográfico".

Y vienen a cuento estas disquisiciones por una pregunta que me hacen con frecuencia, y espero me perdonen que personalice un poco esta cuestión: "¿Los tropezones que tú escribes. son realmente autobiográficos?". Pues a decir verdad, una gran parte es "autovivida" y otra es "autorrelatada", en el sentido de limitarme a reseñar lo que me han contado, y las más veces refiriéndome al narrador con unas iniciales, que a veces son reales y otras inventadas. No les extrañe incluso el trueque de iniciales. Y no me corto un pelo a la hora de inventarme unas, que se acerquen bastante a las verdaderas, en cuyo caso me divierte dar alguna pista: se habrán percatado que las iniciales L.V. son muy parecidas a L.W. lo que me permite mantener el incógnito, ante posibles represalias. Y por supuesto trato en la medida en que soy consciente de ello, de no aportar citas ajenas sin revelar su procedencia.

Y mi propia sensación es que a veces mis retales de recuerdos son hasta demasiado autobiográficos, y que han terminado formando una trapera de reminiscencias y vivencias, que aunque a mí me sean gratas, quizá terminen aburriendo al personal. ¡Si es así, por favor párenme los pies!

Compartir el artículo

stats