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Gente corriente

Clase media que estás en los cielos

Y santificado sea tu nombre después de abandonarla tres millones de españoles durante la crisis. Una clase media que todavía tira del país con la compra de casas, coches, viajes y fundiendo tarjetas de crédito para gloria del fisco, ese ente que siempre tiene un ojo abierto y el cajero dispuesto.

Por favor, una plegaria por ella. Antes, pertenecer a la clase media era una obviedad y hasta una ordinariez para aquellos nuevos ricos que parió la burbuja inmobiliaria. Ahora, un anhelo por alcanzarla y también un suspiro por no perderla.

Si antes de la Gran Recesión la clase media suponía más del 60% de la población, ahora andamos por el 52% y en descenso. Tres millones de personas que cruzaron la frontera hacia la clase baja que ya se alza hasta el 40%. Hecatombe con nombre de paro, recortes públicos y rebaja brutal de salarios.

Pero en estas de miseria aparece la banca, siempre presta a darnos consejos, a explicarnos cómo frenar la decadencia. Esa misma que fue rescatada por los contribuyentes y que se da la media vuelta cuando culpas-responsabilidades-crisis se alinean en la misma frase.

Nada, oiga, esto se arregla muy fácil montando un estudio para concluir que si nos rebajamos el salario un 7%, el empleo sube un 10%. Fórmula mágica que nos ofrecen los banqueros para terminar de reventar a esa clase media que no solo sustenta el país sino que aporta el gran volumen de la recaudación tributaria.

Debe ser que nadie ha dicho a estos lumbreras que bajar sueldos ha sido el deporte nacional durante la crisis; que los mileuristas son un recuerdo del pasado; que los contratos basura lideran el ranking de una grosera lista de empleos; y que hay familias que malviven al mes con lo que sus directivos se gastan en una comida de empresa.

Pero más sorprendente aún es que el remedio a nuestros males venga de un sector que, junto a las compañías de seguros, pagó a sus directivos los mejores sueldos de España en 2015, según un informe de Business School, y cuya media asciende a 82.604 euros/año.

Y no queda ahí la cosa. El salario medio de los directivos españoles ha aumentado un 9,7% en los últimos cinco años mientras que el de sus empleados apenas ha crecido un 0,7% en ese mismo periodo. Todo muy equitativo y todo muy coherente para que desde esa atalaya se permitan el lujo de mandarnos recetas de feria disparadas con pólvora ajena, que esa no duele.

Aun así no se preocupen, mejor que no intervengan, que lo del paro se arregla solito. Si hacemos caso a las previsiones de la CEOE, el descenso de la población y su rápido envejecimiento contribuirán a dejar el desempleo en un 7,5% en 2025.

Ni empleados, ni contribuyentes. Como diría mi madre, muerto el perro se acabó la rabia. A esas fechas, y si nadie lo remedia, poco quedará de la clase media. Seremos un país de jubilados que no podrá pagar pensiones ni tirar de ahorros, pulidos hoy en yogures de oferta y en tiendas de chinos, mientras los de la banca se entretienen con estudios para darnos lecciones.

Menos mal que siempre, dentro de nuestra miseria, nos quedará una plegaria. Clase media que estás en los cielos?.

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