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Sol y sombra

Déjà vu de la izquierda

Pedro Sánchez, algo harto, supongo, de que lo intenten abucharar con ocurrencias de última hora, ha dicho "no, gracias" a la "generosa" oferta de Pablo Iglesias de presentar listas conjuntas al Senado. Habría que establecer una diferencia, pero la mayor que existe entre la izquierda socialdemócrata y la izquierda indigente está en el tiempo recorrido hasta ahora por una, y el que le queda por recorrer a la otra en el caso de que eso sucediese. El problema es que el PSOE no lo puede traducir abiertamente en una explicación a los electores: sonaría algo cínico desde el punto de vista de las ideas y su sujeción a las circunstancias. Pero digamos que lo que Podemos pretende, con la ayuda de IU, es el sorpasso y la vuelta atrás. Es decir a ocupar la posición de partida de los socialistas en los ochenta para ir avanzando pero a un ritmo incluso superior al suyo -el mundo va mucho más rápido- hasta convertirse en lo que el PSOE ya es desde hace más de un par de décadas: una fuerza hegemónica de la izquierda que no se corresponde con lo que demandan los planteamientos más irreales de la izquierda social. Por resumirlo: primero el sorpasso y acto seguido el aggiornamento, dos conceptos italianizantes que han servido para definir el adelantamiento y la actualización en la política, el último de ellos prestado de un concilio vaticano. En definitiva -Alberto Garzón igual no es consciente de ello- lo que Pablo Iglesias, Errejón y compañía pretenden es colar el mensaje populista de una izquierda social que sólo se encuentra en sus principios a la hora de transmitir entusiasmo al electorado. Si en el futuro inmediato hubiera que cambiarlos, tienen otros. Como sucedió con Tsipras en Grecia y del mismo modo que el PSOE de Felipe González enseguida se bajó del caballo en los ochenta para posicionarse, por ejemplo, a favor de la OTAN. Estamos ante un déjà vu con menos épica y poesía. Los socialistas hicieron antes el camino.

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