Porque España es una monarquía que si no Otegi figuraría ya en primer lugar en la lista de postulados a presidente de la República. El susodicho tipo, uno de los líderes de la ETA, está lanzado. Hace dos días fue homenajeado en el Parlamento de Cataluña y los medios, con los disimulos habituales, venga a babear ante el líder en ascenso. Para el próximo otoño será presidente del País Vasco y en nada de la Navarra anexionada. Depende del Tribunal Supremo que está híper politizado. Y si, por lo que sea, no sale la jugada montará una de las comedias habituales de los terroristas. Por ejemplo, se busca un ciudadano que se llame Arnaldo Otegi y se lo pone encabezando la lista. Aparece en los mítines al lado del etarra que es quien larga y lanza los mensajes y lo mismo en las entrevistas con los medios que ya se sabe cómo juegan. Un fraude de ley pero que cuela. En Cataluña manda la CUP, anfitriona de Otegi. Convergencia es una sombra y socialistas y populares aún peor. Manda un grupo anticapitalista, muy a la izquierda de Podemos, que tiene una meta doble: acabar con el Estado burgués por extinción y partición. ¿Cómo es posible? Sencillo, MAFO, ex gobernador del Banco de España, se fue cobrando 90 días por año trabajado; Granados se llevaba el 33 por ciento de las mejores operaciones; la deuda del Estado supera el 100 por ciento del PIB como no ocurría desde 1909, el duopolio televisivo -italo catalán- jalea a toda esa gente y sus negros tinglados sin cesar... el escenario nacional está podrido y ahí los peores de los peores de los peores se imponen.
