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Cine 'X-Men: Apocalipsis'

Superpoderes, quién los pillara

Decía Francisco Umbral que: "Nadie se merece la verdad". Nadie que no sea Bryan Singer, claro. Comparada con la filmografía de James Cameron o Roland Emmerich, no han transcurrido muchos años ni muchas películas desde que descubrimos a Singer y Sospechosos habituales (aunque de las suyas prefiero Verano de corrupción), pero las grandes expectativas que depositamos en su director han ido empalideciendo notablemente. Ya en la primera película de la saga X-Men, rodada en 2000, las expectativas se situaban a varios metros de distancia por encima de los resultados, si bien mantenía en todo momento la honorabilidad que podía esperarse de la puesta en escena del famoso cómic de la factoría Marvel.

La comparación de la nueva entrega, X-Men: Apocalpsis, con sus ilustres antecesoras es demoledora, pues resulta irrefutable la involución que ha experimentado desde entonces la saga. Su argumento sigue cortado por la coartada humanista, esa que empuja nuestra conciencia hacia la solidaridad con los marginados y clama la justicia social, la tolerancia y el entendimiento. Nada que objetar, por su puesto, ante tan loables propósitos. Lo malo, por lo menos lo discutible, es el tono que Singer le ha dado a su película, descaradamente coyuntural. Algo parecido a lo que hace casi veinte años hizo George Lucas con La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma (1999), ambientada treinta años antes de la película original.

El espectador que vaya a ver X-Men: Apocalpsis, ambientada en la década de los ochenta, diez años después de lo acontecido en Días del futuro pasado, se sentirá bastante defraudado. Singer, entusiasmado por la abundancia de medios técnicos y artísticos (Michael Fassbender, James McAvoy, Jennifer Lawrence, Oscar Issac) que tiene a su disposición, ha cedido a la tentación de construir una atropellada ficción tan vistosa como fría. X-Men: Apocalipsis es un espectáculo sin emoción, parece concebida más para promocionar el merchandising de Marvel que como una secuela coherente de la saga X-Men.

Volviendo al principio, a decir la verdad aunque sea incómoda, mientras veía X-Men: Apocalipsis, no hacía más que pensar en la famosa frase que pronunció el presidente Rooselvet en 1945: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad", si bien la frase se le atribuye popularmente al tío de Peter Parker, el protagonista de Spiderman. Si se estableciera un primer premio por hacer lo contrario de lo que uno dice, sería para Rooselvet, que aprobó y puso en marcha el proyecto Manhattan para el desarrollo de la bomba atómica. Apocalipsis y bombas aparte, superpoderes, ay, quién los pillara. Decir lo contrario sería mentir.

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