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Gente corriente

¿Es la campaña? Que se ponga?

Ustedes podrían parar la guerra un momento?...Le quería preguntar una cosa?Esto? ¿Usted va a atacar mañana? ¿A qué hora?... Ah, no, mejor el domingo, después del fútbol?" Así era la absurda y genial conversación telefónica del humorista Miguel Gila con el enemigo. Nada distinta a la que cualquiera de nosotros querríamos tener con esta eterna campaña electoral.

Sí, que se ponga la campaña. Para decirle que ahora nos viene mal, que dejen el bombardeo mediático para otra batalla y, sobre todo, que no tiren más balas con nombre de promesas económicas.

Políticos, todos: con un copia-pega de las instrucciones de Bruselas será suficiente. No me sean creativos. El guion ya está escrito. Lo redactó la Comisión Europea después de incumplir -otra vez- el déficit y llevar la deuda a más del 100% del PIB.

No hagan de Gila que esto es muy serio. No prometan que habrá más gasto público porque no es verdad. Ni se hagan un Rajoy diciendo una cosa y enviando cartitas a Europa contando la contraria.

La palabra que no les sale en campaña se llama recortes y tiene cifra: 8.000 millones de euros. Por mandato comunitario, tendrán que hacerlos. El que salga, a derecha o a izquierda, deberá acometer un nuevo programa de ajustes.

Así que solo nos queda oír en qué partidas meterán el tijeretazo o, en su defecto, qué sablazo nos van a dar en impuestos aunque me temo que en este punto no habrá nadie al teléfono.

Me apuesto un soldadito de Gila que nadie explicará a cara descubierta su plan para ejecutar los deberes de Bruselas y rebajar, además, una deuda galopante que ha crecido en 711.000 millones -sí, han leído bien- desde 2007.

Debemos hasta la camisa. Y lo peor no es la afección sobre nosotros sino que el hipotecón se lo dejamos, al menos, a dos generaciones. 23.500 euros supone esta deuda, por ahora, a cada español. Todo un pico.

Y si creen que no les toca el bolsillo, tírense del guindo. Lo que se abona por capital e intereses de la deuda pública, y cuyo pago es legalmente prioritario, se deja de gastar en otras muchas cosas como sanidad, educación o carreteras. O impide una bajada tributaria que nos deje más dinero en la cartera.

Solo al pago de intereses se destina este año la friolera de 33.500 millones de euros. Para que se hagan una idea, es casi cinco veces todo el presupuesto de esta comunidad autónoma (7.000 millones), supera con creces el total de las prestaciones de los parados (20.000 millones) y multiplica por seis la partida de políticas activas de empleo (5.200 millones).

Y ni les cuento la que se puede armar como cambien los vientos de cola. Es decir, como fallen las previsiones de crecimiento que impidan recaudar el actual nivel de impuestos; como acaben las políticas monetarias del BCE; o como se eleve la prima de riesgo.

Con este panorama, seguiré al teléfono. Hasta que se ponga la campaña. Para decirle que si no me cuenta otra cosa, que lo deje, que ahora me viene un poco mal, que quizás para el domingo, después del fútbol?

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