V ivimos en una época en la que la distribución de la cultura a través de internet por medios alegales o ilegales, la piratería, ha tomado un alcance y una difusión enorme, tanto que hace peligrar la creación cultural. Distribuir cultura con un coste cero de producción puede ser muy rentable para esas empresas tecnológicas, pero fatal para aquellas que vuelcan sus esfuerzos en la producción de las mismas. La industria musical, la prensa escrita, la televisión, las editoriales o la industria del cine han sufrido la agresividad de las empresas de distribución a través de la red. A pesar de los intentos de esos sectores por adaptarse a los nuevos tiempos, el resultado y su efecto no se ha hecho esperar y se ha traducido en recortes de plantilla, cierres de empresa, eliminación de ediciones escritas de prensa, merma en la calidad de programas de televisión, pérdida de valor de empresas otrora altamente rentables, ventas de otras a precios de saldo. Los principales perjudicados son los editores, los guionistas, dramaturgos, los compositores, los músicos, en fin, los creadores culturales.

El artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que "toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de la producciones científicas, literarias, o artísticas de que sea autora". Es en esa línea en la que la SGAE trabaja para defender los derechos de los autores y editores de manera que su labor sea debidamente reconocida y adecuadamente retribuida.

Este trabajo, si no se explica adecuadamente a través de un mensaje que cale en la sociedad, puede distorsionar la imagen de la entidad que representa los derechos de los autores, pudiéndosele percibir como una entidad con interés, exclusivamente, recaudatorio.

Aparte de la importante labor social y cultural que la SGAE viene prestando desde hace años a través de su Fundación SGAE, en los últimos años, acertadamente, viene dando sólidos pasos para hacer llegar a la ciudadanía la trascendencia de su labor y la importancia que la misma tiene en la creación cultural y su pervivencia. En Canarias aprecio un mayor acercamiento a los creadores y a la industria cultural, al tiempo que una mayor vinculación a la representación y defensa de sus intereses. De igual modo es notorio su apoyo a la creación dramática local a través de talleres de escritura, a proyectos musicales de carácter social y a su mayor proximidad al público en general. Vaya, como botón de muestra de esta ingente actividad, la puesta en marcha de Semanas de Autor, las Ferias de Autores por Navidad, decenas de homenajes y conciertos benéficos, apoyo a las ediciones de Canarias Escribe Teatro, convenio con la Fundación Teatro Auditorio para facilitar el acceso de las compañías canarias a sus espacios escénicos, edición de material educativo o la coedición del libro el Teatro por dentro junto con esta Fundación de las Artes Escénicas.

La campaña Yo creo cultura de la SGAE, programa piloto a nivel nacional surgido a propuesta de su Delegación en Canarias, que en su primera edición ha reconocido la labor del Teatro Cuyás va en esa línea. Es un reconocimiento a la labor que determinados espacios como el nuestro vienen realizando en el proceso de difusión de la cultura, al tiempo que aportando la adecuada retribución a los creadores. Es un acercamiento a los espacios que gestionan la distribución de la producción cultural de forma limpia, transparente y una distinción por la que reconoce su aportación a la cultura.

Desde el Teatro Cuyás siempre hemos estado comprometidos con la cultura, tanto en el aspecto de exhibición como en el de la corresponsabilidad con la autoría y el compromiso por la continuidad de la creación artística. Por eso, todos los trabajadores de la Fundación Canaria de las Artes Escénicas de Gran Canaria nos sentimos muy honrados con este reconocimiento. Muchas gracias y enhorabuena por la iniciativa.