La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aforismos y expresiones canarias

¡Ay mi casa y mis tres teniques!

Tres piedritas en mi fogal?y las estrellas del cielo?no las atino a contar (acertijo antiguo de Tacoronte, Tenerife)

La exclamación ay mi casa y mis tres teniques se pronunciaba antaño al regresar a casa. El 'ay' expresa, más que aflicción, la añoranza sentida en la separación. Con ella se manifiesta la nostalgia que producía la ausencia del hogar y el gozo que se prueba en el retorno.

La casa canaria contaba antiguamente, y como elemento primordial, de una cocina con un fogal formado por tres teniques o piedras grandes sobre los que se sostenían ollas y calderos para cocinar con el fuego de astillas de caña, leña menuda o carbón vegetal. ('Fogal' es portuguesismo -según algunos dialectólogos- que significa: hogar, entendido como fogón, lumbre, hoguera o fogalera). Como punto de apoyo se hace referencia a las tres sólidas piedras sobre las que se cocinan los alimentos (o se cocinaba hasta hace algunas décadas). Amén de la prolija simbología con la que -según la numerología de distintas tradiciones- cuenta el número tres (Omne trinum perfectum), esta trina pétrea es una apoyatura suficiente e ideal para la función que cumplen los teniques. Palabra entrañable que se remonta a nuestras raíces antiguas. Tenique resulta ser voz primitiva canaria que quiere decir, precisamente, 'hogar' o 'fogal'; del amazigh o bereber: inken/tinken y que por metonimia -creemos- ha pasado a denominar a la piedra de similares características.

El hogar, en el sentido de hábitat humano, también goza de una rica simbología. En ocasiones se asocia al elemento femenino como cavidad que cobija, resguarda y acoge. La imagen de la vivienda como elemento arquitectónico mantiene un parangón con el cuerpo y el pensamiento humano en la que -según algunos simbolistas- los distintos elementos tectónicos y estancias de la casa asumen un valor significante más profundo. La cocina, como lugar de transformación de los alimentos, goza de cierta trascendencia alquímica. Pero nos interesa aquí el significado de hogar o fogal (fuego) como epónimo del hogar (vivienda); alegoría del sol familiar y de la casa misma, y según cierta simbología: distintivo de la intersección de los principios masculino (fuego) y femenino (recinto) y, en sustancia: del amor. El hogar, nuestro hogar, nuestra casa, representa todas estas cosas, aunque no siempre se sea consciente de ello. Pero ese suspiro inevitable de satisfacción o querencia que exhalamos cuando entramos en casa (: hogar, dulce hogar o ¡ay mi casita!) después de una prolongada o fatigosa ausencia, denotan precisamente esa reconciliación con aquello que nos resulta entrañable porque representa un cúmulo de vivencias, recuerdos y complacencias -en el mejor de los casos- que nos pone a resguardo de cualquier turbación exterior como un metafórico regreso al vientre materno. Es este -creemos- el sentir y significación profunda que guarda aquella expresión que pronunciaban nuestros ancestros -quizás nuestras abuelas y bisabuelas- cuando llegaban al hogar después de una larga ausencia o de una jornada de trabajo o trajín en el campo: ¡Ay mi casa y mis tres teniques!

Compartir el artículo

stats