La Provincia - Diario de Las Palmas

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Teatro 'Canto al trabajo'

Magia en la piel

Pieles, ¿a qué se refiere el nombre de esta compañía? ¿A las pieles curtidas por el sol de los hombres que cantaban mientras trabajaban en el campo o las de las mujeres que se dejaron las suyas en las labores domésticas? ¿A las pieles de sus brazos cuando mecían a sus hijos cantando? ¿O al sonido de las pieles de los animales al ser golpeadas en los tambores?

De lo que no hay duda es que su espectáculo, Canto al trabajo, supone un regreso al pasado, cuando la mayoría vivía en el campo y la cultura era predominantemente rural. Pero ese retorno se realiza a través de una propuesta escénica completamente contemporánea, que como las más actuales combina música, danza, poesía e imagen. Además, la mezcla de los sonidos más atávicos, producidos por la piedra, el cristal, la madera o el metal, con los más sofisticados del piano, el contrabajo, el violonchelo o el acordeón nos hicieron viajar a través del tiempo.

De este modo Canto al trabajo constituye la crónica antropológica de todo un pueblo al reunir sus cantos de trabajo, género musical que ha acompañado a labradores, lavanderas y pescadores durante sus faenas.

La primera pieza, El canto de las lavanderas, reprodujo la melodía Aires de lima de Ingenio en una particular versión inspirada en un canto tradicional de lavanderas venezolano. Laura Álvarez y Fátima Rodríguez entonaron arrodilladas frente a piedras de lavar, como si estuvieran en un barranco, mientras José Félix Álvarez cantaba afilando un cuchillo con una piedra. Luego la canción de cuna herreña Arrau, más conocida por arrorró, rebajó el tono, que recuperó Seguidillas maxadas basada en las seguidillas majoreras y acompañada por el sonido de un mortero como instrumento de percusión.

El siguiente tema fue Las seguidillas de la orilla, inspirado en las seguidillas manchegas tinerfeñas y a continuación Guillermo Molina interpretó silbando un poema sobre la necesidad de comunicarse y el particular modo de hacerlo que existe en la Gomera, cuya bella letra aparecía en el fondo del escenario mientras lo hacía. Después disfrutamos de Morenita, creación de Pieles basada en el canto de la morena, que se ejecuta durante la pesca de ese animal acuático emitiendo silbos y cantando para atraerlo y adormecerlo. En esta versión, la melodía estuvo acompañada por el sonido de calabazas de agua. La instrumentación volvió a sorprendernos en Campesina, relectura de La zaranda del folclorista lanzaroteño Juan Brito, en la que se emplearon zarandas con grano en su interior a modo de percusión.

En La danza del trigo, basada en un canto de trabajo del folclore palmero, también conocido como Cho Juan Periñal, los solistas reprodujeron gestos del baile tradicional que escenifica el cultivo del trigo mientras los percusionistas golpeaban rítmicamente un pesebre siguiendo la costumbre indonesia para desgranar el grano. El tono cambió con Ánimas, inspirada en un rancho de ánimas de Arbejales, mezclado con la melodía de un tema tradicional portugués durante la cual los percusionistas imitaron el sonido de las campanas de una iglesia golpeando garrafones de cristal. Romance, inspirada en la manera gomera de interpretar los romances, a partir de un acompañamiento de tajaraste, fue haciéndose cada vez más compleja con el toque de un tambor brasileño a ritmo de samba.

Las Folías de la magua, basada en las folías tinerfeñas, Tijarafe, inspirada en los Aires de lima palmeros, Tajaraste del tambor, un tajaraste gomero, y La meda, del género homónimo herreño, dieron paso al impresionante Duque de Gha-Bras, basado en el romance grancanario Duque de Cabra, convertido en un trepidante tema multicultural al ser interpretado este romance, que está inspirado en un tema popular de ritmos árabes, con instrumentos de percusión de esa cultura como un qraqeb, castañuelas marroquíes, y un derbuke, tambor de Oriente Próximo.

Fue el colofón más apropiado para un espectáculo en el que la composición escénica y la iluminación, también del grupo Pieles, crearon una atmósfera tan mágica como un hechizo escrito sobre pergamino.

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