El túnel ferroviario de San Gotardo, que atraviesa el macizo homónimo en los Alpes suizos, fue inaugurado ayer en una ceremonia encabezada por el presidente de la Confederación Helvética, Johann Schneider-Amman, quien dio la señal de partida a los dos primeros trenes que entraron por ambos extremos de la obra.

En los actos de esta inauguración participaron 1.100 invitados oficiales.

Varios dirigentes europeos, entre ellos los de Alemania y Francia, fueron pasajeros en el tercer tren que atravesó el túnel, que con sus 57,1 kilómetros es el más largo del mundo, así como el más profundo, ya que en su punto más bajo pasa 2.300 metros por debajo de la roca montañosa. El tren que llevó a los dignatarios partió del extremo norte del túnel, en la localidad de Erstelfd con dirección a Polleguio en un trayecto de 20 minutos.

Por esta razón, el túnel de San Gotardo no solo es visto como una proeza de ingeniería y un enlace neurálgico en el transporte entre el sur y el norte de Europa, sino también como un símbolo de unidad.