Exclamación con valor de reproche que, sentenciosa, se pronunciaba habitualmente en los juegos infantiles de desafío y confrontación. La fullera siempre sale era la reprimenda con que concluía la discordia para censurar y lavar la cara al fullerento, al ser descubierto en su treta. Es decir, a aquel que hace trampas, embrollando o no respetando las reglas del juego; o por haber recurrido a cualquier argucia con la intención de quebrantarlas. Fullerento es palabra canaria que no recoge como tal el Diccionario de la Real Academia. Este se refiere en su lugar al adjetivo fullero (el que hace fullerías, dice el DRAE; esto es: "trampa y engaño que se comete en el juego" o "astucia, cautela y arte con que se pretende engañar"). Puede ser sinónimo de farfullento o farfullero. El Diccionario Básico de Canarismos de la Academia Canaria de la Lengua registra ambas voces para referirse, entre otras acepciones, a la "persona que hace trampas, sobre todo en el juego".

Con la expresión la fullera siempre sale se advertía al fullerento -en severo correctivo verbal, de sólito acompañada de la entonación exclamativa: ¡Fullerento!- para persuadirle de no intentar nuevos trucos, por cuanto no podrá salirse con la suya. Pues al final, siempre acaban descubriéndose las trampas en el juego.

La afirmación siempre sale expresa con rotundidad que la verdad siempre -inevitablemente- acaba por salir a la luz y alumbrar el engaño, dejándolo al descubierto. Es pues, en cierto modo, una invitación a observar limpieza en el juego y honestidad en la competición deportiva o de cualquier otro tipo. Por lo que cobra el valor de sentencia dado su carácter censurador y aleccionante, haciéndose merecedora, por la rotundidad de la aserción contenida, de trasladar una verdad con carácter proverbial.

La máxima se puede extrapolar, sin embargo, a otras situaciones cardinales en la vida que trascienden del universo lúdico infantil. A fin de cuentas, la vida es como un juego: con sus reglas, sus vicisitudes y confrontaciones, con gente noble que juega limpio, pero también con individuos poco honestos que hacen trampas o fulleras para salir ganando. Empero, al final: la fullera siempre sale y acaban descubriéndose las artimañas. Aunque esto no quiere decir que, a veces, los fullerentos no se salgan con la suya, como mismo puede suceder en la vida.