La concha iridiscente del molusco abalón está hecha básicamente del mismo material que la tiza, pero es unas 3.000 veces más resistente. Compuestas ambas mayoritariamente de calcita, la diferente organización interna es la que marca las diferencias a nivel macroscópico.
El océano es una gran fuente de inspiración de los científicos, no en vano es la cuna de algunas de las especies más antiguas del planeta. Así lo ha entendido la científica del MIT Christine Ortiz, que lleva años descifrando la estructura interna de la concha del abalón y sus propiedades mecánicas. "La concha podría ser una guía fabulosa para el desarrollo de nuevos blindajes antibalas", señala la investigadora, a quien el Departamento de Defensa de Estados Unidos le ha confiado tal tarea.