En Canarias, la investigación científica está en una profunda crisis de muy improbable solución. Esto es lo que se desprende de los datos presentados por el Dr. Francesc Grau Vidal, Director de la Red Global de Universidades para la Innovación, en una reciente conferencia impartida en la sede institucional de la Universidad de Las Palmas y organizada por su Consejo Social. Una suma de procesos y circunstancias históricas, unida a la irresponsabilidad de varios políticos que han gobernado en Canarias en los últimos diez años, nos han conducido a una delicada situación caracterizada por un desafortunado retraso científico y tecnológico. Las cifras son crueles y aplastantes. España ocupa el lugar 22 de los 34 países de la OCDE en inversión en investigación, pero un análisis exhaustivo deja al descubierto que hay más diferencias entre las CC.AA. españolas que las que existen en toda Europa: mientras País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra invierten en investigación más que la media europea, Canarias ocupa el último lugar de España en producción y financiación científica.

Contrariamente a los discursos políticos y toda la martingala que tuvo lugar en 2006 con la centralización de la investigación en el camelo de la Agencia Canaria de Investigación, el Gobierno de Canarias no invierte responsablemente en la sociedad del conocimiento porque muchos de sus dirigentes, incluido los actuales, nunca han visto el fomento de la ciencia como un bien público. Los datos revelan que no hay coherencia entre el Gobierno de Canarias y el modelo europeo. Lo mires como lo mires, los países que invierten en investigación crecen económicamente. Pero ¿cómo vas a convencer de esto a Consejeros de Educación, de Sanidad y de Empleo sin formación y experiencia conocida en la economía del conocimiento? Si lo que oímos de estos gobernantes son frases abstractas, incoherentes, irresponsables e infantiles (como aquella de que "cuando yo gobierne haré que lo que va para abajo vaya para arriba y lo que va para arriba vaya para abajo"), ¡apaga la luz y vámonos!

El Parlamento Europeo ha dicho, escrito, divulgado y repetido a las CC.AA. que la inversión en educación superior y en investigación científica es la clave para el crecimiento económico inteligente, sostenible e integrador. La inversión en investigación científica, además de educar e inspirar, alimenta la creatividad y la innovación y promueve el desarrollo industrial y tecnológico. Nadie duda de la importancia de la investigación para aliviar, prevenir y tratar las enfermedades que afligen al ser humano. En Canarias, la respuesta de sus gobernantes y acólitos ha sido la contraria: el presupuesto real invertido en investigación en las universidades y en los hospitales ha sido una limosna. La ineptitud política ha hecho posible que se mezclen la prohibición por investigar y la destrucción de la creatividad, una situación horrible para la presente y futura generación de talentos. Lo único que tienen las universidades y los hospitales son las personas y lo que esas personas tienen en sus cerebros. Vivimos en una región insensible al talento en la que se obliga a jubilarse a personas con éxito en la creación científica y en la obtención de recursos para la investigación, en la que no se invierte en mejores infraestructuras científicas en los hospitales, y en la que no existe ningún plan para contratar jóvenes talentos para asegurar la continuidad y el mantenimiento de la economía del conocimiento. Han parado maliciosamente el tiempo de la ciencia en Canarias, distanciándose de sus obligaciones políticas en la financiación y fomento de la ciencia como forma de progreso para encontrar un lugar en un mundo aceleradamente cambiante donde, sin habilidades científicas y tecnológicas, no habrá trabajo para un tercio de la población en edad laboral en los próximos 25 años.

Europa avanza por la senda del siglo XXI pero Canarias ha quedado paralizada en el siglo pasado. Canarias no tiene un modelo de sociedad. El nivel de compromiso con la educación para la ciencia y con la investigación científica y tecnológica de muchos Consejeros de Sanidad, de Educación, de Presidencia, de Economía o de Empleo, y de los propios Presidentes Autonómicos que hemos tenido en los últimos diez años es tan bajo que el estado actual de la investigación científica en España en comparación con la mayoría de las regiones de la Unión Europea es parecido al que teníamos en 1986. Más del 80% de los profesores universitarios no investigan, pero siguen manteniendo su plaza de profesor e incluso llegan a ser catedráticos. Tomando una frase de Juan José Millás en una entrevista publicada en este mismo periódico, "nunca pensé que el grado de retroceso iba a ser tan duro como el que estamos viviendo". Nos han anestesiado con la cantinela de que Canarias ostenta el record en visitas de millones de turistas, pero callamos miserablemente ante la "otra" realidad: tenemos el record nacional en pobreza infantil, record en fracaso escolar, record en sueldos más bajos, las universidades peor clasificadas y la peor valoración de la sanidad pública. ¿Qué tenemos que celebrar? Buen día y hasta luego.