Finis Mundi, de Laura Gallego, es una novela interesante para los amantes de los misterios y temas trascendentales. La trama transcurre en la Edad Media, influenciada por el poderío y a veces la crueldad de los señores feudales, de la propia Iglesia y los inicios de una creciente burguesía que empezaba a escribir sus propias reglas. Elementos que conviven con frecuentes guerras, invasiones, enfermedades, pobreza, explotación en un mundo donde perviven seres antagónicos. Por una parte aquellos que tienen una visión negativa de las situaciones, donde predomina la maldad, la ambición, el engaño, la subyugación, las supersticiones y por otro lado, la existencia de personas que luchan en un afán de eliminar las trabas que impiden el progreso y las mejoras de la sociedad.
El relato gira alrededor de un monje cisterciense llamado Michel, que decide embarcarse en una misión imposible. Es una época en la que se teme la llegada del segundo milenio, después de Cristo, porque algunos han predicho que se acabará el mundo. Sólo podrá evitarse si se invoca lo que llamaban el Espíritu del Tiempo, pero se han de recuperar antes los tres ejes sobre los que se sustenta. Aparecen lugares de misterio como Stonehenge, o el Círculo de los Druidas. Había una señal en el cielo que la gente interpretó como un aviso: un cometa que aterrorizó a los habitantes de Europa y que se vio durante toda la primavera. Pero después desapareció y el mundo no se acabó. Quizás para algunos fue una decepción, porque, a su juicio, la humanidad no tenía derecho a subsistir.
El citado monje ve, por mucho que se intente, que la humanidad no va a cambiar. "Nada cambiará. El hombre trabaja para su propia destrucción"-piensa. El Ojo del Presente le muestra el mundo tal como es, como ha sido y cómo será. En esa visión, pese a los esfuerzos de las personas conscientes, misericordiosas, dedicadas a hacer el bien, predominan las lacras que siempre ha habido en la tierra. En esa visión apocalíptica se muestra el triste final de nuestro mundo amenazado por la contaminación y por la paulatina desaparición de la naturaleza, que ni siquiera las nuevas técnicas que habían aparecido podrán proteger.
