¡Qué sola y abandonada debió sentirse la juez Alaya durante el proceso que intentó llevar a cabo contra la corrupción de los ERE en Andalucía! Hizo su trabajo de forma profesional e impecable, a pesar de la oposición que tuvo de sus propios jefes politizados que llegaron a apartarla del caso. Pero el trabajo realizado por esta juez ha dado sus frutos con el reciente procesamiento que ha hecho el juez a Chaves y Griñán, entre otros (y que ya solicitaron su baja del PSOE) para que comparezcan próximamente a dar explicaciones sobre una conducta que, como mínimo, es del todo culposa por la responsabilidad política que conlleva el cargo que ostentaban; el magistrado rechaza "la ignorancia" aducida al respecto. Debo entender en estos momentos la satisfacción profesional que sentirá hoy la juez Alaya, profesional ejemplar, seria y contundente, a la que humildemente felicito por haber cumplido fielmente con el estricto deber de dar a cada uno lo suyo, a pesar de la oposición que tuvo de los que debieron de apoyarla y, no sólo no lo hicieron, sino que la apartaron del caso.