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¿Los tiene o no los tiene?

Sólo el endiablado mecanismo de las primarias presidenciales de EEUU pudo permitir que la agencia Associated Press (AP) anunciase el lunes por la noche que Clinton ya era candidata virtual a la Casa Blanca, que acto seguido su rival, el senador Bernie Sanders, rechazase la veracidad del anuncio, y que, para colmo de extrañeza, los dos tengan su buena parte de razón.

Para entender el embrollo hay que recordar que a la convención demócrata que en julio nombrará aspirante a la Casa Blanca acudirán 4.763 delegados clasificados en dos grupos. Por un lado, los 4.051 elegidos en las urnas de las primarias; por otro, 712 representantes del aparato del partido, que por sus cargos orgánicos o institucionales son delegados natos. A estos últimos se los llama superdelegados. Conviene precisar que los delegados demócratas salidos de las urnas tienen un mandato que no pueden traicionar. O son de Clinton o son de Sanders.

El problema se plantea con los 712 superdelegados, ya que, en puridad, no se pronuncian hasta la convención. Sin embargo, en los últimos meses son muchos los que han ido adelantando el sentido de su voto, razón por la que los medios estadounidenses los han ido atribuyendo a uno u otro candidato. Quede claro, en todo caso, que nada les impediría pasarse meses diciendo que son de Clinton y, en el último momento, votar a Sanders.

Así las cosas, el lunes por la tarde, los balances más acreditados, empezando por el de la propia AP, otorgaban a Clinton 1.809 delegados de urna y 548 superdelegados, es decir, un total de 2.357 apoyos, a tan sólo 25 de la mayoría absoluta. Horas después, AP hacía público un nuevo balance en el que elevaba a 1.812 los delegados de urna, al sumarle a Clinton tres nuevos apoyos derivados de las primarias del domingo en Puerto Rico. Pero, además, y esto es lo importante, AP anunciaba una modificación de las cifras de apoyo de los superdelegados, basándose en sus declaraciones de los últimos siete meses y en llamadas telefónicas hechas para cubrir las lagunas dejadas por quienes no se habían pronunciado en público.

El nuevo mapa de apoyos eleva a 571 los superdelegados favorables a Clinton. Una subida de 23 que, sumados a los tres portorriqueños, permitió a la exsenadora situarse un punto más allá de la mayoría absoluta, antes incluso de la ronda final de ayer. Aunque, como alega Sanders, la mayoría de Clinton no se compone sólo de delegados de urna, por lo que no podrá estar segura de tenerla -es de presumir que sí la tiene- hasta que le voten en la convención.

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