Como ocurre con el resto de los grandes partidos, Coalición Canaria no se encuentra ligeramente sorprendida, sino totalmente perplejizada por lo que está ocurriendo política y electoralmente. Algunas encuestas (ciertamente no todas) señalan que podría estar en riesgo incluso el escaño coalicionero en el Congreso de los Diputados, y en esta movidísima pleamar de nuevas alternativas políticas los líderes de CC más lúcidos insisten en que es imprescindible (y urgente) una renovación ideológica, organizativa, programática y discursiva del proyecto nacionalista. Supongo que es endemoniadamente difícil saber qué debe hacerse. Pero es mucho más sencillo asumir lo que no debe hacerse jamás, y si queda alguna duda, un caso como el del señor Ramón Miranda lo deja perfectamente claro.

El señor Ramón Miranda, exalcalde de Garachico, fue condenado en el año 2007 por vulnerar el derecho al honor de un propietario rural. Para pagar las costas y hacer frente a la indemnización fijada en la sentencia, Miranda no tuvo otra miserable ocurrencia que retirar 6.306 euros del Organismo Autónomo Residencia de Ancianos Nuestra Señora de la Concepción. Gastarse los cuartos destinados al cuidado de ancianos a pagar sus groserías, ordinarieces y excesos verbales se le antojó perfectamente lícito a un alcalde ensoberbecido que llegó a creerse un reyezuelo feudal. Lógicamente se le abrió otro proceso judicial y terminó siendo imputado. Aun así, Coalición Canaria lo presentó de nuevo a la Alcaldía de Garachico, y cuando su situación llegó a ser insostenible, Paulino Rivero le encontró acomodo en el Gobierno como director general de Deportes, y en dicho cargo permaneció hasta la celebración de las últimas elecciones autonómicas y locales. Por supuesto, absolutamente nadie es capaz de señalar lo que hizo Miranda al frente de la Dirección General de Deportes -departamento al que las restricciones presupuestarias han reducido a un cascarón administrativo vacío- en el transcurso de cerca de cuatro años. Ayer la prensa recogía que varios concejales del ayuntamiento de Garachico estaban convencidos de que Miranda, cuando cumpliera la condena de inhabilitación para cargo público en la primavera de 2019, sería de nuevo candidato.

¿Qué es lo que no hay que hacer? Quizás no llevar a un imputado encabezando una lista ni mantenerlo mientras tanto en la dirección insular del partido. No designarlo alto cargo del Gobierno autonómico para resguardarlo del malestar judicial. No dejar pasar la oportunidad de abrirle un expediente de expulsión. Y cuando alguien haga cábalas sobre un hipotético regreso a la política local asegurar tajantemente que el señor Miranda es muy dueño, pero que nunca será en una lista de Coalición Canaria. Se trata de no hacer todo eso. Se trata de empezar, simplemente, no haciendo todo eso.