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El análisis

Los misterios de la prima de riesgo

Este es, probablemente, una de los términos que más se han escuchado en todos los boletines informativos desde que empezó la última crisis económica, allá por el año 2008.

En realidad, no tiene ningún misterio. Sólo hay que entender cuatro conceptos, una explicación y una serie de conclusiones.

Empecemos por los conceptos.

En primer lugar, todos los países, en mayor o menor medida, necesitan pedir frecuentemente dinero prestado. Eso no significa que estén atravesando por dificultades; simplemente, la cuestión principal reside en que tengan la capacidad de devolver lo prestado a un ritmo mayor al de solicitar nueva financiación.

En segundo lugar, cuando los países piden préstamos lo hacen a través de la emisión de títulos, los cuales pueden tener diferentes vencimientos. Es lo que se conoce como la deuda pública. Así, se puede pedir dinero con la condición de devolverlo en tres meses, seis meses, doce meses, cinco años, diez años, veinte años, etc.

Obviamente, habrá que pagar un tipo de interés, el cual será mayor cuanto más largo sea el plazo de devolución.

En tercer lugar, y por razones que no creo que haga falta explicar, Alemania está considerada como el país más solvente de la Unión Europea, es decir, aquel que ofrece mayores garantías de devolver el dinero que se le presta en el plazo y con las condiciones estipuladas.

En cuarto lugar, un concepto financiero: cien puntos básicos son equivalentes a un uno por ciento de interés.

La explicación: la prima de riesgo es el diferencial del tipo de interés entre la deuda pública de un país a devolver en diez años y el mismo tipo de deuda de Alemania. Por lo tanto, si la prima de riesgo de España está en doscientos puntos básicos, ello significa que, si Alemania tiene que pagar, por ejemplo, un uno por ciento de interés anual por financiarse, España tendría que hacerlo a un tres por ciento.

¿Quién fija la prima de riesgo? Dejando a un lado tecnicismos como el mercado primario y el secundario, la respuesta se puede resumir en una palabra: los inversores; es decir, aquellas instituciones públicas y/o privadas que están interesadas en comprar deuda pública. Cuanta mayor confianza se tenga en el país, menor tipo de interés se estará dispuesto a aceptar y viceversa. La referencia es el bono a diez años sólo porque es el tipo de deuda pública que se negocia con mayor frecuencia.

Las conclusiones: económicas y so-ciales.

En cuanto a las primeras, cuanto mayor sea la prima de riesgo mayores intereses habrá que pagar por financiarse, luego habrá que dedicar una mayor cantidad del presupuesto público para devolver la deuda. Pero hay algo mucho más grave, y es que en economía todo se basa en la confianza: si los inversores exigen a un país una prima de riesgo más alta que al resto, están transmitiendo severas dudas acerca de la solvencia de dicho país, lo cual puede tener consecuencias nefastas a la hora de atraer futuras inversiones de cualquier índole.

En lo referente a las segundas, el presupuesto público de un país tiene diversos destinos, la mayoría de ellos de carácter social (sanidad, educación, prestaciones por desempleo, pensiones?). Cuanto más dinero haya que destinar a pagar los intereses de la deuda, un dinero que ya se ha gastado en el pasado, menos quedará para todo lo demás.

Para muestra un botón: en el momento de escribirse este artículo la prima de riesgo de España estaba situada en 145 puntos básicos, la de Finlandia en 28 y la de Grecia en 726.

(*) Profesor de la Universidad Europea de Canarias

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