Quienes jamás han pasado unas horas en el Centro Comercial Yumbo, referente gay internacional del sur de la isla de Gran Canaria, quizá desconocen que en el mismo recinto conviven una veintena de locales LGTB con una mezquita -una de las más grandes de Canarias- y otra veintena larga de los negocios habituales de las zonas turísticas. Un viernes cualquiera de oración se congregan centenares de hombres y mujeres musulmanes en el Yumbo mientras a pocos metros padres y madres pasean con sus hijos y parejas de gays o lesbianas lo hacen cogidos de la mano. Se llama normalización. Casi nunca se hace bandera de eso y, aquí va lo importante, ha sido posible gracias a la tolerancia de todos: de quienes van al Yumbo y de quienes no lo han pisado jamás.
Con sus luces y sombras, Gran Canaria es tolerante. Y es nuestro deber recordarlo ante acontecimientos como el ocurrido ayer en Orlando, que ha dejado un saldo de más de 50 muertos y otros tantos heridos. La convivencia pacífica de tanta gente es nuestra seña de identidad y, sin ir más lejos, la cabalgata del Gay Pride, con miles de participantes disfrutando de una fiesta, un valor no sólo económico. Habla de un pueblo.
Es triste que haya tenido que ocurrir semejante crimen homófobo para que algunos de esos amigos, que siempre machacan con el típico "¿Para qué se celebra el Orgullo Gay si ya tienen todos los derechos que quieren y hasta se pueden casar?", me hayan este domingo enviado whatssaps rectificando. "Chacho, pues sí que es necesario manifestarse", me mandó uno de ellos que, además, sabía que algunos de nuestros amigos estaban la mañana del domingo, a la hora del tiroteo, saliendo de las discotecas del centro comercial grancanario.
Quien más quien menos tiene en su círculo próximo a una lesbiana, un gay, una bisexual o un transgénero. Un hijo, un hermano, un amigo o incluso una madre o un padre? Y hasta algún muchacho musulmán habrá. Por eso, porque al final todos somos uno, debemos tener claro que sólo si luchamos juntos ningún chalado nos va a arrebatar la libertad de ser diferentes. Y de paso la vida.
