Vemos demasiada Telecinco los críticos de televisión? ¿Hablar mal de esta cadena es consecuencia de verla en exceso? Por otra parte, ¿hay dosis mínimas de Telecinco que bien repartidas a lo largo del mes no resultan dañinas? ¿No es cualquier cantidad de Telecinco demasiada Telecinco? ¿El riesgo cero solo se alcanza con la abstinencia? Entonces, ¿tanta crítica negativa a Telecinco se arregla cambiando de canal? ¿Semejante apagón permitiría hacerse amigo de la durante años autodenominada cadena amiga? ¿La solución a una programación tan tóxica es cerrar los ojos, mirar para otro lado, someterse a un tratamiento de desintoxicación? Hay tres grandes grupos audiovisuales en España: RTVE, Mediaset y Atresmedia. No hay escapatoria. No se puede hablar de televisión sin hablar de sus buques insignia: La 1, Telecinco y Antena 3. Si atendemos a su audiencia la cosa no mejora. Telecinco es, nos pese a quienes nos pese, la cadena mayoritaria. Además, no estamos aquí para hablar solo de lo bueno o de lo que nos gusta. La crítica televisiva tiene que hablar de la mala televisión igual que la crítica de música, teatro, cine, literatura o política habla de la mala música, teatro, cine, literatura o política. Ni siquiera es un deber exclusivo del crítico enfrentarse a lo malo o lo que no gusta. Todos debemos hacerlo para no vivir en un mundo irreal. Como dice el filósofo Gustavo Bueno con gracia y puntería, no conviene vivir aislado de los problemas y males existentes porque se corre el peligro de fundar el budismo, como le ocurrió a Siddhartha cuando escapó de la burbuja en que su padre quería que viviera. Por otra parte, no me fastidien, no es necesario ver las veinte, cuarenta o sesenta horas que Telecinco dedica semanalmente al reality que toca cada trimestre (ahora, Supervivientes) para conocer lo malo que es el rancho que la cadena nos echa cada día en la escudilla para que estemos bien gordos.