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TEATRO

Si la vida fuera así

¿Es posible crear una comedia acerca del paro, la precariedad, la crisis y la discapacidad? En un principio podríamos pensar que quien lograra algo semejante sería un gran autor, al conseguir transformar los elementos de un drama en los de una comedia, por medio de una transmutación tan sorprendente como las que propone la alquimia.

Cualquiera que crea que como en el caso de la disciplina de origen egipcio algo parecido es una quimera debería ver Buena gente del dramaturgo bostoniano David Lindsay-Abaire, una historia tan llena de optimismo que convence al más deprimido espectador que hay que poner buena cara al mal tiempo.

Esta obra, escrita hace un lustro, demostraba que su autor había recibido merecidamente el Premio Pulitzer cuatro años antes, ya que probaba saber crear una historia con una perspectiva totalmente positiva y repleta de humor de algo tan trágico como es la realidad de una madre soltera de una hija discapacitada que ha perdido su trabajo.

Nada más comenzar, David Serrano demuestra realizar una adaptación coherente de un argumento ambientado originalmente en Boston, y según va a avanzando la obra los diálogos son cada vez más vivaces y realistas, y la protagonista casi no parece Verónica Forqué por encontrarse fuera de los pequeños papeles en los que lamentablemente está encasillada en la pequeña pantalla.

Su posterior encuentro con un antiguo amor de juventud, un más que convincente Juan Fernández, ahora convertido en un triunfante médico nos recuerda los versos del poema victoriano If de Rudyard Kipling, que advierten que el éxito y el fracaso son dos impostores, porque es en ese momento cuando se nos revela que aunque la pobreza es triste el dinero no da la felicidad.

La desesperación de Juan Fernández conforme el argumento se va volviendo cada vez más satírico e incómodo ante su escéptica y sorprendida esposa consigue mantener el brillo de los primeros diálogos pero en un tono totalmente diferente.

El resultado nos lleva a volver a preguntarnos ¿Se puede ser deprimente y jovial? Verónica Forqué y David Serrano nos han demostrado que al menos en el teatro sí, pero en ese mundo de fantasía que comienza tras el proscenio todo es posible, por eso en algunos momentos nos gustaría que la vida fuera como en el escenario, en lo bueno y en lo malo.

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