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Papel vegetal

Apearse del tren europeo

Se concibió en su día la Unión Europea como una especie de viaje sin retorno para los decididos a emprenderlo, pero ahora uno de los viajeros, desde el principio poco convencido, se plantea apearse del tren en marcha, y el revuelo originado es mayúsculo.

Los alemanes parecen especialmente preocupados, y una importante revista de ese país como Der Spiegel implora en inglés a los británicos que no se vayan: "Please do not go", reza la portada de su último número.

"Es la solidaridad de las razas superiores", comentaba con sarcasmo un amigo, que no ha perdonado nunca a los alemanes el trato humillante dispensado al pueblo griego tras el triunfo en las urnas de Syriza.

Y la propia revista, al explicar por qué los alemanes necesitan a los británicos, reconoce que están "política, cultural y económicamente" próximos a ellos y en cualquier caso se sienten más cerca de ellos que de "los portugueses o croatas". ¡Ay,esos portugueses, tradicionalmente tan anglófilos!

Si gana el Brexit, es decir si los británicos deciden por mayoría abandonar la UE, Alemania "perderá un importante aliado y, como la gran potencia media del continente que es, estará definitivamente condenada a asumir un liderazgo que nunca quiso para sí", escribe el semanario.

El tono de Der Spiegel, que ha traducido al inglés todas las páginas dedicadas al tema para que los británicos, un pueblo famoso por no molestarse en aprender otros idiomas, puedan leerlo sin problemas, es casi apocalíptico, de fin de mundo.

Un eventual "Brexit - escribe la revista- "no sólo sacudirá a Occidente. Todas las naciones aliadas quieren que Gran Bretaña siga (en la UE). Los (norte)americanos, los chinos, los australianos, los japoneses. Todos los economistas advierten de (los peligros de) una eventual salida: desde el Banco de Inglaterra hasta la Organización Mundial del Comercio".

Otro influyente semanario germano, Die Zeit, ha optado por preguntar a intelectuales y artistas británicos lo que piensan sobre el Brexit y las opiniones recogidas son mayoritariamente favorables a la permanencia aunque abunden también las críticas al rumbo neoliberal de la UE.

El gestor cultural Peter Jonas, ex director de la Ópera de Baviera, cree posible que también una nación cometa "un suicidio colectivo" como esos pequeños roedores conocidos como "lemmings", pero expresa la esperanza de que sus compatriotas "no renuncien al sueño europeo".

El escritor de origen indio Pankaj Mishra critica la "arrogancia" y "confusión" de un Reino Unido que perdió su imperio, pero que, a diferencia de Alemania, "no se ha enfrentado a su pasado imperialista de explotación y violencia", y anda metido en un "callejón sin salida".

"La era del imperio hace tiempo que pasó, y los "tories" (conservadores) harían un gran servicio a Gran Bretaña y a Europa si se desprendiesen definitivamente de su mentalidad imperialista", escribe Mishra.

Para el también escritor de origen paquistaní Hanif Kureishi , "el Estado de bienestar y el éxito" del Reino Unido "se basan desde viejos tiempos en la explotación y en la inmigración, en lo extranjero", y, sin embargo, el inmigrante es visto como "amenaza" y sirve como "pretexto" a quienes abogan por el Brexit.

El ensayista Paul Mason, autor del libro "Postcapitalismo", es muy crítico con el Tratado de Lisboa, que "prescribe una doctrina económica tan desastrosa como injusta", y aunque constata el fracaso del "neoliberalismo", anuncia que no votará a favor del Brexit el 23 de junio porque con el "tory" Boris Johnson al frente del Gobierno británico se produciría una vuelta del país al "thatcherismo".

El filósofo Simon Critchley teme que el Brexit pueda romper el "frágil equilibrio" en las relaciones entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, acelerar los esfuerzos independentistas de Escocia - parte del Reino Unido mucho más favorable a la UE- y hacer que reafloren "viejas rivalidades entre el Norte y el Sur".

En el campo contrario, el conocido historiador David Abulafia, profesor de la Universidad de Cambridge, justifica su oposición y la de un grupo de sus colegas a continuar en el club de Bruselas por el claro fracaso de los intentos británicos de reformar la UE para convertirla en una simple "comunidad de comercio sin la pretensión de hacer de ella los Estados Unidos de Europa".

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