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Papel vegetal

'Dumping' chino

China persigue una doble estrategia industrial y comercial en todo el mundo consistente en comprar empresas extranjeras de alta tecnología mientras inunda los mercados con todo tipo de productos baratos.

Hay industrias occidentales, como la solar o la del acero, que están gravemente amenazadas por la competencia china mientras otras, como el sector de alta tecnología, son objeto del deseo del gigante asiático, dispuesto a pagar millones por ellas.

"China lleva a cabo su expansión económica con la misma consecuencia con la que su Partido Comunista se afianza en el poder", escribe, por ejemplo, el semanario Der Spiegel, para el que los dirigentes de ese país buscan cada vez más adquirir o invertir en empresas punteras del sector digital.

Los chinos han adquirido ya participaciones en conocidas firmas germanas de equipamiento industrial como Kraus-Maffei, y tienen la vista puesta en otras de distintos sectores como la química SlG Carbon o el fabricante de componentes electrónicos Manz AG.

Junto a las inversiones direc-tas en empresas extranjeras, que aseguran al país el acceso a la tecnología de mañana, China se dedica a inundar el mercado de todo tipo de productos baratos; desde vajilla hasta módulos solares.

Una de las cosas que más preocupan a sus competidores occidentales es el hábil y exitoso recurso de los chinos al "dumping", es decir la venta en otros países de sus productos a precios inferiores a los del mercado nacional o a los costos de producción.

En una economía de mercado es fácil determinar si existe o no dumping porque el precio de los productos lo determina normalmente el propio mercado, pero ello es imposible en el caso de China dado que los precios están manipulados por el intervencionismo estatal.

En tal caso se utilizan como referencia para determinar si hay o no dumping los precios del mismo tipo de productos en países equivalentes como pueden ser algunos latinoamericanos.

China se convirtió en miembro de la Organización Mundial del Comercio en 2001 y lo hizo aceptando que los otros países miembros no la tratasen como una economía normal de mercado durante quince años, plazo que acaba el próximo mes de diciembre.

Mientras China no vea reconocida en la OMC su condición de economía de mercado y el resto del mundo siga considerando un régimen de capitalismo de Estado, sus competidores internacionales pueden defenderse hasta cierto punto aplicando a sus productos aranceles antidumping.

Pero si se le reconoce, después del 11 de diciembre, tal estatus, la Unión Europea no podría seguir utilizando ya como referencia para determinar la existencia de dumping los precios de terceros países, lo que dificultaría la aplicación de medidas arancelarias.

Como señala Der Spiegel, un botón de muestra de lo que ocurriría entonces lo tenemos en la industria siderúrgica europea, que trata de defenderse como puede del dumping chino".

Dado que otros países asiáticos y los Estados Unidos de América aplican a ese país todo tipo de aranceles de importación además de barreras no arancelarias, China se dedica a inundar Europa con sus exportaciones siderúrgicas.

Como reacción a la grave crisis del sector en la UE, Bruselas decidió elevar el pasado febrero de un 13 a un 16 por ciento los aranceles que aplica a determinados productos siderúrgicos.

El temor de que, si se le concede el estatus de economía de mercado, China pueda inundar impunemente en el futuro el mercado europeo se extiende ahora también a otras industrias, como la química, la del aluminio o la de construcción de maquinaria.

De ahí que el vicecanciller socialdemócrata y ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, advirtiese recientemente de que no posible conceder a China ese estatus mientras "no se comporte como una economía de mercado".

Los precios subvencionados por el Estado, el dumping exportador, así como el salarial o el ecológico - cuando no se respeta el medio ambiente, la producción es más barata- son incompatibles, según Berlín, con el tratamiento al que aspira China.

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