Cada vez que se produce un atentado islámico -es decir, cada semana-, los numerólogos se ceban en las conspiraciones alentadas por las cifras. Aportamos aquí alguna combinación relativa al 11M. De repente, se advierte que una de las locomotoras siniestradas en Atocha porta el código 192M. Es decir, presagia 192 Muertos, el número exacto de víctimas registradas aquel jueves de marzo de 2004 si se contabiliza al geo Torronteras.

El paso siguiente consiste en hilvanar oscuras conexiones entre el atentado y su cifras, la pornonumerología o teoría de la conspiración. Así, y dado que nueve más dos son once, la locomotora 192M se traduce por 11M. Estaba anticipando la fecha de la tragedia, otra iluminación del complot. No es de extrañar que las coincidencias alertaran al fértil Umberto Eco, que en los artículos de su última época consagró extensas divagaciones a la numerología del terror islámico.

Eco se centraba lógicamente en el escrutamiento del 11S, inagotable como fuente de casualidades cifradas. El semiólogo participó incluso en el libro colectivo 11/9, la conspiración imposible. El azar no puede olvidar la pasión de los terroristas islámicos por la recurrencia. Cuatro aviones en Estados Unidos, cuatro trenes en Madrid, cuatro vagones de Metro en Londres. Se repite el 11 en las fechas de América y en España, la hora es coincidente. Y si se altera el 11/9 neoyorquino en 191 madrileño, reaparecen los muertos registrados en la barbarie de Atocha.

Las variaciones numerológicas del 11S son casi infinitas, pero cuesta ya pecar de original al abordarlas. New York City tiene once letras, y de esta correlación extraen consecuencias los amigos del azar numérico. Nueva York es también el undécimo Estado de la Unión. Sobre todo, la fecha elegida por Osama bin Laden para golpear al Gran Satán coincidiría con el número de letras del nombre íntegro del presidente de la época, George W. Bush.

El número 11 que conformaban las Torres Gemelas aporta una variante arquitectónica de la numerología. Uno de los aviones estrellados portaba 92 pasajeros, cuyas cifran suman 11. En una de las más sobrecogedoras vinculaciones entre Nueva York y Madrid, el 11M se produce 911 días después del 9/11 norteamericano, y de nuevo se prefiguran los 191 muertos. Todo lo cual solo demuestra que nos subyugan las coincidencias. Los números siempre aciertan, porque la cosecha recurrente no menguaría si los atentados se hubieran producido en cualquier otra fecha.