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La que se avecina

Día 'Brexit' Europa hora cero

Borges dijo, quizá como boutade: "... descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística" (La moneda de hierro: Obras Completas III Barcelona, Emecé Editores, 1996), p.121). Los británicos (no digamos ingleses que no es correcto, aunque sea lo que pensamos) son muy particulares, o peculiares, muy suyos, dirían algunos. Hacen las cosas a su manera.

Ahora se han embarcado en un referendo de campaña electoral como match de box o partido de rugby violento (dos deportes que ellos crearon y aman, junto con el incomprensible cricket). Se pegan fuerte. Y dado que ese abuso de la estadística -como define Borges, un argentino muy inglés- indica que el resultado será poco más que un empate, la solución sería que el RU saliera de la UE pero poco. O nada. Democracia dixit.

Curiosamente se están dando muchas elecciones decididas por la mínima diferencia. En Perú Keiko Fujimori perdió por centavitos (50,12 a 49, 87%). Ídem en las presidenciales de Austria (50.03 a 49.07 %), en Argentina con Macri (51.40 al 48,6% del Scioli), y no digamos las catalanas, donde hasta hubo una que fue empate real, no virtual (Es probable -aventuro aquí- que haya una fuerte influencia de internet en estos empates. Tantos argumentos -sólidos todos- a favor y en contra de algo, que los votantes reciben sin moverse de sus pantallas, pueden ser una de las causas).

Pero como también la muy fuerte Le Pen en Francia y una horda -digamos- de derechistas nacionalistas xenófobos en buena parte de la UE quieren irse, la estadísticamente abusadora democracia demandaría una serie de referendos europeos. ¡Horror! ¡Y todos se dividirían más o menos por la mitad! Chacun pour soi -cada uno por/para sí mismo-.

Pero en el Brexit del RU no habrá vuelta atrás. Si el RU se queda ahora en la UE, puede luego salir. En cambio si se va, es irreversible, no puede volver (no sé por qué es así, pero así es). Los Brits se lo juegan todo, como en el If de Rudyard Kipling, a one turn of pitch and toss, a un cara o cruz.

La voz más clara para quedarse fue la de Gordon Brown, ex Premier: "Gran Bretaña debe quedarse para liderar la UE". Un escocés con sentido de grandeza británica (recordando que Churchill, el fiero león inglés que salvó a Europa del nazismo, fue propulsor y gran defensor de la UE).

Z ¿El final de la UE?

Pero gane o pierda el Brexit, será por muy poco, lo que indica que el problema es de fondo para la Unión Europea, que debe enfrentarlo como tal. Hay que reformar de base a la Unión Europea.

Muchos europeos sienten como nuestros 15M: "¡No nos re-presentan!": ¿Quién eligió a Jean-Claude Juncker para que nos mande? ¿Cómo se elige ese Comisión Europea que él preside? ¿Quén la controla? La respuesta, mi amigo -como dijo Bob Dylan-, está soplando en el viento.

Y lo peor -lo verdaderamente maligno- es que contra la opinión experta de la crema de los economistas mundiales (unos cuantos premios Nobel), esa UE que no nos representa, sigue encaprichada en la austeridad de Merkel-Schäulbe y la economía no levanta. Y claro, los socios se quieren ir.

Brexit o no Brexit, la UE debe cambiar. Y España debe apoyar ese cambio. ¿Cómo? El 26 de junio lo sabremos, claro.

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