El cóctel de unas elecciones con la compra de las bolas para el árbol de Navidad, junto a los preparativos del salmón, los langostinos y el pavo, más la venida de los Reyes como anticipo al trabajo de desmontar el Belén, sin hacer mucho caso al estado de la cuenta corriente, mientras Sánchez y Rivera negociaban dado que Rajoy se negaba a presentarse, pero el líder del PSOE era rechazado, y así entrábamos sin lubricante en una segunda convocatoria en pleno verano, con las temperaturas al alza, el peligro de incendios al rojo vivo, los billetes de avión encargados para las vacaciones, el hotel elegido, las prendas de baño en orden... Y vuelta otra vez a oír discursos, hipótesis sobre pactos, escándalos de espionaje, teorías divinas sobre la socialdemocracia, un programa político convertido en un catálogo de Ikea, un debate a cuatro lleno de banalidades, supuestos pactos, encuestas sobre todo, vídeos racionales e irracionales, profusión de blogs, consultas callejeras sobre las preferencias... Y con el verano encima, con un calor tremendo, con la necesidad desorbitada de escuchar el tintineo del día después lejos, muy lejos, casi como un pez que se desliza por el agua... Sí, ha caído una maldición sobre nosotros, no podemos más, estamos destrozados, no soportamos escuchar que puedan celebrarse aún unas terceras elecciones, el agotamiento sale por todos los poros, los ciudadanos dicen no entender nada, algunos se preguntan si el país ha alcanzado su condición natural, otros hacen cábalas y sitúan la nueva cita para después del verano, tras el periodo vacacional, con las cuentas corrientes exhaustas, con los plazos del crucero encima, imposible concentrarse, no faltan los que creen que la provisionalidad no puede extenderse más, que otro esfuerzo descompensaría el equilibrio emocional de muchos... ¡Por favor, una prueba más no! Tengan cuidado, hay individuos sobresaturados que ya no saben qué se vota en España, los beneficiados con el alargamiento de la esperanza de vida preguntan a sus descendientes por el fin de la historia, por el punto y final... No, no, no, no, no... Hay un peso enorme sobre nuestras espaldas, se nos curva la columna y nuestras frentes están a punto de rozar el adoquinado. ¡Esto es una pesadilla! Las consultas de los médicos se llenan de pacientes que reclaman una explicación: ¿Doctor, pero es verdad que se van a celebrar otras elecciones? No me extraña nada que por primera vez desde 1941 las muertes superen a los nacimientos. ¿Quién es el loco que quiere traer una criatura a este mundo de permanencia electoral?