Los ingleses nunca fueron ni europeos ni europeistas. Tampoco sintieron el latir de Europa ni creyeron en la integración europea. David Cameron apostó por sus intereses personales y lo ha perdido todo devorado por su propia avaricia y ambición política.
Salirse de la UE sin tener diseñado un Plan B, es dejar a Gran Bretaña en medio de un océano sin rumbo y a la deriva. Por lo tanto, el hundimiento de Cameron es insalvable. Ya se ahogó. El que juega con fuego, se quema.
En esta apuesta un poco aventurera y esquizofrénica por lograr la victoria del brexit, los que aún creemos en el proyecto de la Unión, no entendemos, como es mi caso, la disparidad de criterios y de cultura política entre los sentimientos de los ingleses jóvenes votando por la continuidad y por el futuro, y las emociones de los británicos no tan jóvenes y viejos, embarcándose con sus votos populistas en un barco sin timón. Algo no va bien en 'la pérfida Albión'.
¿Qué futuro tiene para Gran Bretaña estar fuera de la Unión Europea? Los que hoy celebran el triunfo del brexit, no lo saben. Es decir, el populismo, el 'calentón' aventurero, los ha dejado ciegos. Aunque, probablemente, tendrán sus razones y hasta su hartazgo. Por ejemplo: no se entiende la falta de sensibilidad, el cinismo y la doble moral de la UE con los refugiados y sus Derechos Humanos. Ahí se impone un punto de inflexión y un gran debate.
Europa y sus dirigentes, los que de verdad mandan y deciden, han gobernado y gobiernan distanciados cada vez más de los ciudadanos europeos. En muchos países de la Unión, sus ciudadanos, incluidos muchos españoles, no creen en Europa ni en los fundamentos de la Unión.
La Casa Común de la UE se ve como un Club del Gourmet que solo sirve a los ricos y a los bancos. O se cambia ese estilo selectivo y elitista de hacer política de salón para las altas esferas, o algunos países integrados aún en la Unión Europea seguirán el camino de Gran Bretaña.
La incertidumbre nos acecha. ¿Empieza la destrucción de Europa? El to be, or not to be (ser o no ser) del Hamlet de William Shakespeare, es la próxima cuestión, la pregunta inquietante: ¿quién nos garantiza que no habrá un contagio en cadena motivado por el virus del brexit británico?
